miércoles, 12 de marzo de 2008

La política de alianzas de Jesús de Nazaret 27-septiembre-03

La política de alianzas de Jesús de Nazaret
Reflexión sobre Marcos 9:38-50
Rev. Roberto Pineda *



Jesús de Nazaret, en el despliegue de su proyecto político, realizó múltiples esfuerzos por unificar a todos aquellos sectores y personas que se oponían a la dominación romana. Unir y movilizar a los sectores antiimperialistas, fue una tarea de extrema importancia en la agenda de la estrategia de resistencia que encabezó nuestro Señor Jesús.

En este esfuerzo encontró la oposición incluso de dirigentes de su Movimiento Popular, quienes desconfiaban fuertemente de esta política amplia y su sectarismo les bloqueaba entender la necesidad de construir un frente amplio patriótico, en contra de la potencia ocupante, o sea del imperio romano, que había invadido militarmente Jerusalén desde el año 63 (A.C.)

En este texto, Marcos nos relata parte del debate alrededor del tema de las alianzas. Jesús se inclinaba por una actitud abierta, tolerante, pluralista mientras Juan y otros dirigentes mantenían una visión exclusivista, aislacionista y sectaria. Esta misma discusión la encontramos en otros pasajes con respecto a las formas de lucha y de organización política.

El texto nos presenta inicialmente la posición de Juan: “Hemos visto a uno que expulsaba demonios en tu nombre, pero como no es de los nuestros, se lo hemos prohibido.” Expulsar demonios se refiera a mantener una actitud de rechazo frente al invasor, a desafiar y denunciar la ocupación romana. Se habla de expulsar (de nuestra patria) a los demonios (romanos). Expulsar demonios es luchar contra el imperio y la globalización.

Ya para ese momento el nombre de Jesús se había convertido en referente obligado de todo movimiento antiimperialista. Decir Jesús era decir resistencia, rebeldía, dignidad, independencia...y muchos se consideraban parte del Movimiento, sin tener ningún contacto o haber realizado ninguna consulta, llevados únicamente del Espíritu de luchar contra la ocupación militar de Palestina.

“No es de los nuestros” argumenta Juan. Para Juan la validez de las acciones radicaba en la militancia en el partido, para Jesús el contenido de la acción era lo importante, lo decisivo. Lo importante era dirigir la acción contra el ocupante extranjero y estaba claro que nadie podía “prohibir” luchar por la liberación, porque este es un derecho fundamental, independientemente del nombre que se adoptara. Nosotros como iglesias vivimos esta misma experiencia durante la lucha contra la dictadura militar en los años setentas y ochentas del siglo pasado.

Jesús polemiza con Juan y plantea que “nadie que haga un milagro en mi nombre podrá luego hablar mal de mí.” Y les señala con mucha fuerza y franqueza: el que no está contra nosotros, está a nuestro favor.” O sea que lo importante era unir a todos los que se oponían a la ocupación milita romana. Esto era lo fundamental. Esto es de lo poco que conocemos de este debate contra el oportunismo de izquierda, que en realidad no fue la actitud más peligrosa, sino el de derecha, que se menciona a continuación.

Contra el oportunismo de derecha

La otra parte de este texto se refiere a la necesidad de mantenerse firmes frente a las tentaciones del poder y la riqueza, fuerzas que tratan siempre de asimilar a sus opositores y en caso de no lograrlo, no vacilan en recurrir a la violencia para defender sus intereses y privilegios.

Nos encontramos con el concepto de “caer en pecado.” Par Jesús caer en pecado significa aceptar las reglas del opresor, hacerle el juego a los que ocupaban militarmente Palestina, a los romanos. El concepto tiene un significado de orden político, se relaciona con actitudes y prácticas frente al poder dominante. Se refiere a la claudicación de los principios, al sometimiento, a la sumisión.

Jesús fue muy categórico en su rechazo a los oportunistas de derecha, a los que se vendieron a los invasores. Incluso los amenaza. Les advierte a los que se arrodillaron frente al sistema, frente a la globalización romana, que “mejor les sería que los echaran al mar con una gran piedra de molino atada al cuello.”

Es de este otro debate vivido por Jesús, que surge la figura de cortarse las manos si te “hacen caer en pecado.” Jesús estaba consciente que las manos pueden servir para aceptar limosnas del poderoso o para aplaudirle, pero que también puede convertirse en un puño que protesta. Para Jesús una mano que saluda a los ocupantes es una mano que “ira a parar al infierno.”

“Si tu pie te hace caer en pecado, córtatelo.” El pie sirve para caminar. Podemos caminar hacia el bien o hacia el mal, hacia la justicia o hacia la opresión. Hay personas que caminan para luego arrodillarse frente a los poderosos, pero también existen personas como nuestro hermano coreano Lee que caminaron con la frente en alto y nunca se rindieron frente a los dueños de la mentira y del poder, fueran estos el imperio romano, norteamericano o la OMC.

“Si tu ojo te hace caer en pecado sácatelo.” Hay ojos que solo ven hacia los poderosos y nunca hacia los desposeídos. Los deslumbra el brillo de las riquezas de los palacios, pero no observan, cierran sus ojos ante el sufrimiento de la gente sencilla, humilde, trabajadora...

Infierno y reino de Dios son los dos caminos que se abren en nuestra vida. La lucha por la justicia nos concede la esperanza del reino de Dios. La identificación con los poderosos nos orienta hacia el infierno del egoísmo y la opresión. Cada momento de nuestras vidas exige una definición.

“Porque todos serán salados con fuego.” La sal del compromiso es clave, permite definir, separar, dar sabor. Como iglesias estamos llamados a ser salados con el fuego de la lucha, con el fuego de la esperanza, con el fuego de la dignidad de Jesús. Amén.

* 27 de septiembre de 2003.

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