Con Jesús, otro mundo es posible...Reflexión sobre Juan 6:24-35
“Predicación que no denuncia el pecado, no es predicación del Evangelio...” Monseñor Romero
Hermanos y hermanas:
El mundo en el que vivimos es un lugar muy peligroso. La gente, todos y todas, vivimos con mucha incertidumbre, con miedo en el futuro. Vivimos en un mundo donde hay más guerra, más hambre, más temor y más odio que antes. Este es un planeta que esta al borde de la destrucción y los seres humanos somos los responsables de este hecho.
En esta situación, es preciso preguntarnos donde se encuentra la raíz de todo lo que esta sucediendo, donde esta la causa, en que hemos fallamos, y al reflexionar concluimos que la culpa esta en nosotros mismos, en nuestras ambiciones, en nuestros egoísmos, en nuestras vanidades, en nuestro estilo de vida individualista y acomodado.
Jesús comprendió con mucha claridad esta verdad y es por eso que nos habla del pan de la vida. El pan de vida es la apuesta de Jesús, es el programa de Jesús, es el desafío de Jesús. Es una nueva forma de ver el mundo y la vida. Y para explicar esta idea Jesús utiliza la figura del pan. Todos tenemos una experiencia vital del pan, lo hemos saboreado, y lo hemos deseado cuando hemos tenido hambre y luego nos hemos sentido satisfechos. Jesús nos habla del pan en diversas vertientes, en diversas dimensiones.
Jesús disfrutó del pan. Jesús, nos enseñan los Evangelios, estimaba las comidas, no hizo como los que se fueron al desierto para “purificarse y huir del mundo”, no, Jesús disfrutaba de las invitaciones a comer, con Simón, con Zaqueo, con sus discípulos. La comida, el pan, era una celebración para Jesús. Incluso por esto lo acusaron de “comelón.”
Y una vez que después de predicar a mucha gente, ya era tarde, no mandó a la gente para sus casas, sino que conversó con sus discípulos la forma de alimentarlos. Y asumió el reto de alimentarlos y se pusieron a pensar y encontraron a un joven que tenía dos pescados y cinco panes, y organizaron a la gente y comieron todos, y hasta sobró comida, hasta sobró pan. El mensaje es claro: Jesús le da de comer a la gente.
Posteriormente esa misma gente, lo anda buscando y lo encuentra y Jesús les dice, les enseña: me buscan porque les di de comer, pero ustedes deben de buscar también el pan duradero, el pan que no se acaba. Otro mensaje: hay que buscar el pan de la tierra, pero también el pan del cielo. El pan que no se acaba, el pan de la vida.
Y luego Jesús nos dice que él es el pan que da la vida, que el pan que va a dar es su propio cuerpo y lo va a dar por la vida del mundo. Otro mensaje: Jesús es el pan de vida. Y es únicamente por medio de él que logramos la salvación. Cada una de estas facetas es complementaria, nos ayudan a entender el misterio del reino de Dios.
Y es que existen diversos tipos de hambre. Existe el hambre de pan, de cuando nos chillan las tripas, y hay continentes enteros, África, que padece de este tipo de hambre...En nuestro país, en Ahuachapan, hay regiones, donde la gente se muere de hambre, de hambre de pan, de hambre de comida...
Pero además del hambre de pan, hay hambre de justicia, hay hambre de belleza, hay hambre de dignidad, hay hambre de ternura, hay hambre de reconocimiento, hay hambre de amistad. Y Jesús comprendió que había que luchar por el pan de la tierra y por el pan del cielo. Se necesita tener el estomago lleno para que el corazón este contento, cante de alegría, pero esto no es suficiente. Es el punto de partida. Y es por eso que Jesús alimentó a la muchedumbre que lo seguía, pero después les va enseñando otros valores.
Hubo un psicólogo, creo que austriaco de apellido Maslow, que estudio las necesidades de los seres humanos y concluyó que existen necesidades básicas, como la comida, la bebida, el vestido, el descanso, pero que luego de haber resuelto estas necesidades surgen y existen otras igualmente importantes, la necesidad de ser aceptados, la necesidad de estar seguros, la necesidad de la amistad, de la superación personal, de soñar, de tener ideales. Y es de esto, precisamente, es que hablaba Jesús, esto es el pan de vida.
Hermanos y hermanas:
Nuestra civilización esta enferma. Nuestro mundo se basa en la guerra, en el hambre, en el temor y el odio. La globalización, la tecnología, no han resuelto los problemas de la humanidad. Y es que el problema básico, fundamental se relaciona con el sentido de la vida ¿para que hemos venido a este mundo? ¿Estamos acá únicamente para comer? No lo hemos logrado. Millones de personas aguantan hambre todos los días de su vida. ¡Pero no!, no hemos sido creados sólo para comer, sino para comer y para soñar, para comer y para crecer. , para comer y para ser amigos. , para comer y para el amor.
Un seguidor de Jesús, fundador de muchas iglesias, de nombre Pablo, hablaba que el cristianismo tiene tres valores principales: la fe, la esperanza y el amor. Y que si alguna vez despareciera la fe, si alguna vez desapareciera la esperanza, el amor subsistiría, el amor quedaría. Y es que el amor a nosotros mismos, porque para amar a los demás primero hay que amarnos a nosotros mismos, el amor a nosotros mismos y a nuestros hermanos y hermanas que nos rodean, es el pan de la vida, lo que le da sentido a la vida. Y es por eso que luchamos por la paz y la justicia, por amor.
El capitalismo nos ofrece como propuesta de felicidad la civilización del consumismo. La felicidad se mide por el número de productos que compramos, nos dicen que mientras más compremos más felices seremos. Y en nuestra sociedad las personas valen por lo que tienen y no por lo que son. Cuanto tienes, cuanto vales, es el credo de esta sociedad. Nada tienes, nada vales. Pero esto es falso, somos muy valiosos. Los cristianos debemos de rechazar este planteamiento y gritarle a los globalizadores: que somos hijos e hijas de Dios y seguidores de Jesús y repudiamos sus mentiras y su estilo de vida superficial y consumista.
No debemos de permitir que se nos imponga este discurso, que refleja esta forma de vivir el mundo egoísta y vacía. Cuando permitimos que sea el estomago el que determina nuestra vida, estamos complicados y con el seguro riesgo de terminar arrodillándonos ante los ídolos de la globalización y rechazando a Jesús de Nazaret.
La lectura de la Biblia nos ayuda a comprender como Jesús nos llama a luchar por el pan de la vida, como Jesús nunca se arrodillo ante el César, así como lo hacen algunas de nuestras iglesias que se llaman cristianas. No, Jesús se plantó ante el César, ante el imperio, ante los romanos. Y Jesús nos heredó una propuesta de sociedad basada en el compartir y no en el oprimir, basada en la liberación y no en la explotación.
Otra vida es posible. Con Jesús acompañando nuestras luchas por la paz y la justicia. Otro mundo es posible, el mundo donde nadie tendrá hambre y nadie tendrá sed, el socialismo, el reino de Dios. Amén.
Rev. Roberto Pineda, Iglesia Luterana salvadoreña.
San Salvador 10 de agosto de 2003
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