Reflexión sobre Marcos 5: 21-42
Jesús de Nazaret, durante el desarrollo de su trabajo político, se encontró con muchas situaciones límite, en las cuales era necesario actuar de manera contundente.
En cada una de estas situaciones, Jesús se acerca alas personas excluidas
(mujeres, enfermos, extranjeros, huérfanos., viudas) y responde a los que le buscan.- Su mirada y su sonrisa siempre están dirigidas a los que sufren. Aparecen elementos comunes: el dolor, el sufrimiento, la lucha y la esperanza.
En este texto, hay dos historias que se entrecruzan, ambas se alimentan mutuamente. Por una parte, la historia de Jairo y su hija enferma y por la otra, la de una mujer enferma, con derrames de sangre...
Al principio del texto nos encontramos con Jairo, uno de los jefes de la sinagoga, que se lanza a los pies de Jesús para rogarle que vaya con él y salve a su hija que esta enferma. Jesús abandonó lo que estaba haciendo y se fue junto con Jairo a la casa de este, le seguía una multitud.
Entre esta multitud, había una mujer, que desde hacía doce años estaba enferma con derrames de sangre y había gastado lo que tenía, sin haberse curado. Era una mujer que “había sufrido mucho.”
Cuando esta mujer oyó hablar de Jesús su rostro se llenó de esperanza. Era la oportunidad de su vida. Y empujó hasta acercarse a él y sentir su respiración. Estaba a s espaldas. Extendió su mano y lo tocó. Su mundo se transformó...
Jesús, notó que de su persona había salido poder y quedó confundido. La fe de la mujer fu tan poderosa que logró liberar poder de Jesús. Este preguntó que había pasado. La mujer aceptó su acción.
La mujer también se sentía confundida. Se sentía diferente. Estaba curada y no podía creerlo. Lo que hizo fue arrodillarse y contarles toda la verdad. Jesús le dijo: “Hija, por tu fe has sido sanada.”
Todavía estaba Jesús hablando con la mujer, cuando le avisaron a Jairo que su hija había muerto. Jairo sintió que el mundo le caía encima aplastándolo. Estaba destruido. Al verlo Jesús le dice: “No tengas miedo, cree solamente...”
“No tengas miedo, cree solamente...”
Tanto Jesús como Jairo continúan caminando hacia la casa del jefe de la sinagoga. Al llegar y ver a la gente llorando, Jesús les dice: La niña no esta muerte sino dormida. Al oír esto la gente se burló de Jesús.
Jesús por su parte, entró donde estaba la niña y tomándola de la mano el dijo: Muchacha, levántate. Ella se levantó y echó a andar.
Jesús siempre acompaña a los que sufren, a los desesperados. Tanto la mujer con flujo copo Jairo creyeron en Jesús. Se fe fue tan intensa que vencieron a la enfermedad y a la muerte. Su fe les hizo nacer a la esperanza. Su fe los impulso a caminar a la vida.
Esto es muy importante en nuestras iglesias porque la fe se ha reducido a ceremoniales litúrgicos, que no toman en cuenta las necesidades de la gente. De los males de mujeres con flujo de sangre que andan buscando a Jesús y de los Jairos, desesperados, con sus hijas apunto de morir .Ir al encuentro de estas personas es nuestro llamado. Amén.
Rev. Roberto Pineda, Iglesia Luterana Salvadoreña
San Salvador, 30 de junio de 2003
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