Reflexión sobre Juan 10:1-21
Son verdaderos lobos los que impulsan los procesos de globalización neoliberal y las guerras imperialistas. Su voracidad por adquirir ganancias y controlar recursos y poblaciones es ilimitada. Confían en los colmillos de sus portaviones y satélites para conquistar el mundo. Se han lanzado a la conquista del orbe para mantener su imperio.
Los ojos de estos lobos brillan interesados al observar en el mapa los yacimientos de petróleo del Oriente Medio y de Venezuela; buscan sedientos las reservas de agua del planeta en Asia y el Amazonas.
Han hundido ya sus garras en Afganistán y en Irak y amenazan a Siria, a Irán, a Corea del Norte y a Cuba. Su prepotencia no tiene límites y confían en sus tropas imperiales para imponer el silencio y el control de las naciones del mundo.
Frente a esta situación, como seguidores de Jesús del siglo XXI, como iglesias comprometidas con la construcción del reino, como parte de millones de seres humanos que en todo el planeta rechazan ser esclavos del dólar y de Wall Street, nos corresponde salir a las calles y denunciar las injusticias que existen en nuestro mundo y señalar a sus responsables, el sistema capitalista, que en su afán de lucro pretende destruir la creación de Dios, la sagrada vida.
Jesús, el pastor de los oprimidos…
En este texto, Jesús, el pastor de los oprimidos, denuncia a los lobos de la globalización y de la guerra, de todas las épocas y países. Pronuncia palabras de condena contra los que utilizan el poder para enriquecerse y oprimir a sus hermanos y hermanas.
Jesús, el pastor de los humillados, calificó de ladrones y de bandidos a aquellos “que se meten por el otro lado.”Hablaba de aquellos líderes que se aprovechan de su posición para entregar la soberanía de nuestros países a los intereses del imperio. En nuestro país, en Comalapa, se ha permitido la existencia de una base militar de los
Estados Unidos. Esto es una vergüenza para nuestro pueblo y una burla para nuestra soberanía.
Jesús hace la diferencia entre el buen pastor y el que trabaja solamente por la paga. El buen pastor, da su vida por las ovejas mientras que el asalariado, cuando ve venir al lobo deja las ovejas y huye. Es un mensaje claro para nuestras iglesias latinoamericanas, retrata nuestra conducta, nuestro estilo de vida.
Asimismo Jesús nos enseña que el ladrón viene solamente a robar, mentir y destruir, mientras que El ha venido para que “tengamos vida y la tengamos en abundancia.”
Como iglesia estamos llamados a proclamar la vida, a defender la vida de los lobos imperiales y de los ladrones locales y a caminar acompañando a nuestro pueblo en sus luchas por la justicia. Si somos consecuentes con el mensaje de Jesús el pueblo reconocerá nuestra voz.
Rev. Roberto Pineda, Iglesia Luterana Salvadoreña
San Salvador, 11 de mayo de 2003
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