Los jefes de este país son como lobos que
despedazan su presa, listos a derramar sangre
y a matar gente con tal de enriquecerse...
EZEQUIEL 22:27
Éstas son las palabras del profeta Ezequiel del Antiguo Testamento. Éste fue su mensaje, que sigue teniendo mucha vigencia y nos sirve hoy mucho porque nos permite comprender cómo actúan los poderosos.
Ezequiel fue un profeta muy combativo. Denunció con energía las injusticias de los gobernantes de su época.
El profeta Ezequiel sufrió persecución. Sufrió el cautiverio, fue llevado prisionero a Babilonia. Fue un exilado político. Experimentó la represión de los poderosos. Por eso es que su mensaje nos ayuda a comprender nuestra situación, nuestra realidad como pueblo. Ezequiel también escribió para nosotros.
El profeta Ezequiel del Antiguo Testamento denunció enérgicamente a los gobernante de Israel. Criticó fuertemente su falta de solidaridad con los humildes, con los huérfanos y las viudas, fustigó su egoísmo, su afán de acumular riquezas, su prepotencia con los débiles y su servilismo con los poderosos.
El profeta Ezequiel nos enseña que los gobernantes de este país son como lobos que despedazan su presa. Y el mensaje de Ezequiel tiene mucha actualidad. Se refiere con mucha certeza a nuestra realidad. Los gobernantes de este país son como lobos que despedazan su presa. Los lobos de este país pretenden apoderarse de la salud del pueblo y convertirla en un jugoso negocio. Quieren privatizar la salud.
El profeta Ezequiel nos enseña también que estos gobernantes están listos a derramar sangre y a matar con tal de enriquecerse. Así han actuado siempre las clases dominantes de El Salvador. Hoy pretenden apoderarse de la salud pública y despedazarla. Es un hueso carnoso que sueñan con devorar.
Esa es la historia de nuestro país. Una minoría durante toda nuestra historia ha explotado y oprimido a la mayoría de la población. Los gobernantes han sido siempre sirvientes de esta minoría poderosa. Y para defender sus privilegios estos gobernantes están dispuestos a derramar sangre y a matar, a reprimir, a utilizar el terror, con tal de enriquecerse y de acumular mayores ganancias.
Es por esta razón que quieren privatizar la salud y convertirla en un negocio. A estos gobernantes no les importa el daño que van a ocasionar, el sufrimiento que van a causar, el dolor de miles de personas a las cuales se les impide hacer uso de su derecho a la salud porque han militarizado los hospitales. Hay miles de médicos y trabajadores de la salud a los cuales se les niega pagarles sus salarios.
No se quiere resolver el problema de la salud. A estos sectores minoritarios únicamente les interesan las ganancias que van a obtener al vender los hospitales. Esa es su visión de país, un gran supermercado donde todo se compra y se vende, incluso las conciencias. Esa es su lógica, la lógica del mercado.
Pero estos sectores no contaban con la dignidad de nuestro pueblo, con su espíritu de resistencia, con su posición de compromiso. Porque somos un pueblo con mucha dignidad y nos vamos a sentir orgullosos de no haber permitido que se privatice la salud, que se privatice la educación, que se privatice el agua. Vamos a defender lo que nos pertenece.
Somos un pueblo también con mucha esperanza. Un pueblo luchador.
Es la lucha la que nos da la esperanza. Y estamos luchando y vamos a seguir luchando para que no se privatice la salud, para que no se privatice la educación, para que no se privatice el agua. Somos un pueblo con mucha esperanza. Con mucha fe en la victoria.
Hermanos y hermanas:
Estamos en pie de lucha y esta lucha va hacia la victoria porque es una lucha justa y porque cuenta con el apoyo de nuestro pueblo. Debemos de confiar en nuestras fuerzas, cada uno de nosotros y de nosotras debe regresar a sus casas y hablar con sus vecinos, con sus familiares, y explicarles que aquí nos estamos jugando la vida de nuestro pueblo, el futuro de esta patria.
Éste es un pueblo heroico y combativo. Éste es el pueblo de Monseñor Romero. Es por eso que estamos aquí. Estamos seguros que no podrán derrotarnos. ¡Que nuestro Señor Jesucristo acompañe nuestras luchas y bendiga nuestras vidas comprometidas con la justicia! Amén.
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Rev. Roberto Pineda
robertoarmando@navegante.com.sv
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