domingo, 17 de febrero de 2008

Vivir con dignidad: el camino de Monseñor Romero... 20-marzo-03

Vivir con dignidad: el camino de Monseñor Romero...

Han pasado 23 años y el contenido de la vida y del mensaje de Monseñor Romero siguen vigentes en nuestra sociedad y en particular cautiva los corazones de la juventud, porque significa la posibilidad de vivir una vida con dignidad en un mundo muy confuso e injusto, donde los poderosos imponen su voluntad por medio de la fuerza.

Es significativo que la mayoría de personas que celebran la vida de Monseñor Romero sean jóvenes. Monseñor Romero le proporciona a la juventud lo que le niega la sociedad. Le proporciona un ideal, un sueño, una forma de vivir con dignidad. Y allí reside la magia, el encanto, el sentido de Monseñor Romero.

A medida que pasan los años, y como dice mejía Godoy “nuestros hijos han crecido y hay ceniza en nuestro pelo” observamos la ampliación de un diálogo entre Monseñor Romero y la juventud. Cuando Monseñor Romero fue asesinado yo tenía 21 años, y pertenecía al Movimiento estudiantil Cristiano (MEC) de El salvador, era un mequense. Y ya Monseñor Romero era un referente para nuestra juventud. Hoy lo es aún más. Luego de la guerra y de la post-guerra. Y estoy seguro que lo seguirá siendo para las futuras generaciones.

Cuando pensamos en Monseñor Romero una de las ideas básicas que se nos viene ala mente es que fue una persona que creyó apasionadamente. Creyó apasionadamente, con fuerza, con entusiasmo en un Dios de la justicia, en un Dios que se acercaba a los humildes, y en Jesucristo, su único hijo, que estuvo junto con nosotros, que penetró en la historia para luchar, ser crucificado y resucitar, en el Espíritu Santo que nos da la fuerza para mantener la esperanza, para no perder la confianza en la victoria. La fe de Monseñor Romero es la clave de su vida.

Esta fe profunda le permitió cambiar, transformarse, nacer de nuevo, abandonar viejos esquemas y abrirse a lo nuevo. No fue un proceso fácil. Significó una ruptura. Significó romper con los privilegios y comodidades que ofrece el sistema dominante. Significo dejar una vida tranquila y segura y enfrentar las amenazas y la difamación, la persecución y finalmente la muerte. Únicamente la fe le dio la fuerza, el coraje, la determinación para hacerlo.

Esta fe le permitió identificarse con los pobres y con sus problemas, escucharlos y aconsejarlos, en un diálogo sincero y fraterno. Acompañarlos en sus luchas...Y al mismo tiempo, desafiar a los poderosos con la fuerza de la palabra de Dios. Y Monseñor Romero se enfrentó con los terratenientes que se negaban a pagarle un salario justo a los trabajadores del campo o amenazaban con apoderarse de las tierras de los campesinos. Identificarse con los humildes y desafiar a los poderosos fueron dos expresiones pastorales de la fe de Monseñor Romero.

La fe de Monseñor Romero le condujo a abrir las puertas de la iglesia al movimiento popular. Y esto fue algo muy novedoso en aquella época y hasta alo sigue siendo ahora. Monseñor Romero se reunía con los campesinos, con los sindicatos, visitó la Universidad de El Salvador, animó a los profesionales a organizarse y contribuir con el cambio del país, me acuerdo que se creó el MIPTES (Movimiento Independiente de Técnicos y Profesionales de El salvador), se reunía incluso con las organizaciones político-militares de aquel entonces, con las FPL, con el ERP, con la RN. Y también con los militares, con los empresarios, con embajadores, con todos...

Monseñor Romero por sus posiciones a favor de la justicia, chocó con el sistema, con los poderes establecidos, dentro y fuera de la iglesia. Y fue una persona muy controversial, dentro y fuera del país. El país se dividió entre los que confiaban en su palabra, en su integridad, en su testimonio y los que lo rechazaban, lo criticaban, lo odiaban. Y exigían su cabeza. Cuando se choca con el sistema, este reacciona y trata de destruir al que se atreve a desafiar su dominio. No siempre lo logra, pero si la mayoría de veces.

Monseñor Romero es hoy el referente básico de nuestra Patria y de nuestra Historia. Nos ilumina el presente y nos señala el rumbo al futuro. Es el referente fundamental de nuestra juventud porque es un ejemplo de integridad, de dignidad, de compromiso, de lucha inclaudicable por la justicia hasta las últimas consecuencias. Y esto lo respeta la juventud: la consecuencia. La firmeza en la defensa de los principios.

Monseñor Romero vivió en un país injusto y muy violento. Existía una dictadura militar que castigaba con la represión cualquier tipo de iniciativa ciudadana. Y aún así surgió un poderoso movimiento popular que desafiaba al régimen castrense. Y la respuesta fueron masacres de campesinos y de estudiantes, el accionar de los escuadrones de la muerte, el cierre de los pocos espacios democráticos. Luego vino la guerra...una larga guerra de doce años.
Hoy la situación e diferente y mucho más compleja. Hace diez años concluyó la guerra. Existe una democracia más formal que real. La represión política e ideológica ha disminuido sustancialmente, pero continúa y aumenta la represión social. Y los jóvenes son el blanco de esa represión social porque es el sector poblacional más temido. Lo poderosos siempre le temen a la juventud, a los jóvenes.

Para los jóvenes hoy la situación es más compleja. Los mecanismos de dominación son más sofisticados. Hoy los problemas son mayores: desempleo, falta de oportunidades, marginación- y las respuestas son mínimas. La movilización de la juventud es mínima.

Es por eso importante y vigente el pensamiento de Monseñor Romero como martillo que golpea la conciencia de la sociedad y como campana que convoca a la lucha, al compromiso, a la solidaridad...

Rev. Roberto Pineda, Iglesia Luterana Popular

San salvador 20 de marzo de 2003

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