sábado, 19 de abril de 2008

ELIAS, EL PROFETA DE LA REFORMA AGRARIA 25-julio-04

Reflexión sobre 1 Reyes 17,18,19
“Al amanecer,
armados de una ardiente paciencia
entraremos en las espléndidas ciudades...”
Rimbaud

En el Antiguo Testamento Elías sobresale como el profeta de la reforma agraria, el dirigente campesino que desafía y vence a los sacerdotes de Baal, el personaje que se enfrenta a nombre de los humildes a la soberbia del rey Ajab y lo humilla porque actúa haciendo la volunta poderosa de Yahvé, el Dios de los esclavos que se rebelan contra todo tipo de opresión, sea esta egipcia, cananea, asiria, persa, española, inglesa, francesa, o estadounidense.

En estos capítulos del primer libro de Reyes presenciamos el enfrentamiento entre dos proyectos históricos, el de los campesinos y el de los terratenientes. Es un enfrentamiento de ideas religiosas que tiene como trasfondo la pugna de dos maneras de entender el mundo, la de los terratenientes explotadores que veneraban a Baal y la de los campesinos rebeldes que adoraban a Yahvé.

Es el choque de dos sistemas sociales que giran alrededor de la propiedad de la tierra. El profeta Elías representa a los campesinos, descendientes de las tribus sureñas nómadas, que consideraban la tierra como sagrada, como don de Dios, y que por lo tanto no podía ser vendida, ni comprada, ni hipotecada, porque no les pertenecía. Era propiedad divina. El mismo Yahvé les había advertido: la tierra no se venderá porque la tierra es mía. Y por eso cada cincuenta años se establecía el Jubileo.

Mientras Ajab, aun siendo rey de Israel, representaba los intereses de los poderosos terratenientes que explotaban a los campesinos pobres, y les arrebataban la tierra como en el caso de Nabot. A esta altura, los intereses de clase habían desplazado a los intereses étnicos y religiosos.

Los israelitas ricos oprimían a los israelitas pobres. Los israelitas ricos se aliaban con los cananeos ricos y gobernaban desde las ciudades. Los israelitas pobres se solidarizaban con los cananeos pobres que trabajaban en el campo. Yahvé era el Dios de los oprimidos y Baal el Dios de los opresores.

Ajab era el rey de los propietarios. Baal significa propietario. Baal era el Dios de Ajab. El culto a Baal se fundamentaba en el derecho a la propiedad privada de la tierra. Baal se comprometía a enviar lluvia para que la tierra se fertilizara y diera fruto a cambio de rendirle culto.

Era el Dios de los opresores, el Dios de la propiedad privada de la tierra y de la fertilidad. Era el Dios que protegía las mansiones, tierras y esclavos de los baalitas, de los terratenientes aristócratas que vivían en las ciudades, de las compañías como Monsanto.

Y es por esto que Yahvé establece por medio de Elías la sequía como respuesta radical a la soberbia de Baal. No habrá estos años lluvia ni rocío mientras yo no mande. Yahvé establece que la lluvia y la tierra y todo lo que existe le pertenece. Yahvé es el Dios de la historia. Y es por esto que envía a Elías para que derribe el aparato ideológico al servicio de los opresores y establezca la justicia de Yahvé.

Yahvé es el Dios de los humildes. Le da la espalda a los poderosos y se aparece por medio de Elías a una viuda pobre de Sarepta y la acompaña en su dolor y en su esperanza. Yahvé es el Dios de los campesinos y de los que sufren y luchan.

Yahvé es el Dios de la resistencia de los pueblos. En el monte Carmelo se enfrenta Elías a los sacerdotes de Baal y los derrota. Les dice el verdadero Dios es el que responderá enviando fuego. Yahve es el Dios de la lucha y de la esperanza. Yahvé es el Dios de las luchas campesinas. Yahvé acompaña a los pueblos en sus derrotas y en sus victorias.

En nuestro continente, el enfrentamiento del profeta Elías con el rey Ajab nos inspira en nuestras luchas campesinas por una reforma agraria integral, que permita derrotar la estrategia de Ajab, perdón, del Banco Mundial y de la OMC de privatizar la tierra y de imponernos tratados comerciales que destruyen la agricultura como los TLC, el Plan Puebla Panamá y el ALCA.

Que el Espíritu de Elías que es el Espíritu del Dios de la Justicia ilumine a los campesinos y campesinas en sus justas luchas por la tierra y el pan. ¡Que viva la Vía Campesina!

Rev. Roberto Pineda

San Salvador, 25 de julio de 2004

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