LA CRUZ DE JESUS ES LA CRUZ DE LA RESISTENCIA
Reflexiòn sobre Juan 2: 13-22
“Como se acercaba la Pascua de los judìos, Jesùs subiò a Jerusalen…”
La cruz de Jesùs de Nazaret es un sìmbolo en disputa desde el momento e n que los poderosos arrebatan la direcciòn del Movimiento Popular y lo transforman en la Instituciòn Iglesia con Constantino a la cabeza. Desde ese momento la cruz popular se tranforma en la cruz imperial, y aparece en los estandartes de las tropas romanas, de los cruzados europeos, de los conquistadores españoles y de las tropas estadounidenses en Puerto rico, Corea, Vietnam, Afganistàn e Irak.
Pero los sectores populares no olvidaron a lo largo de la historia que la cruz representaba tambièn el castigo de los imperialistas romanos para los que se rebelaban, asì como el compromiso de Jesùs con los oprimidos; que el mensaje de la cruz era el mensaje de la liberaciòn, y que el Jesus rebelde que crucificaron era el mismo que habìa resucitado victorioso.
La cruz fue el castigo de los imperialistas romanos y sus sirvientes locales frente al llamado de Jesùs de Nazaret a la insurrecciòn. Donde hay opresiòn hay resistencia. Esta es una ley històrica. Jesùs encabezò un movimiento de resistencia popular en contra de la dominaciòn imperialista romana. Y por lo tanto, la cruz es el principio de toda reflexiòn teològica.
En determinado momento de su ministerio, cuando considerò que las condiciones objetivas y subjetivas estaban dadas, Jesùs toma la decisiòn de incursionar en Jerusalen, y topar, enfrentar, chocar con las fuerzas del imperio, y lo hace primeramente mediante una combativa Marcha Popular en la cual recibe el apoyo de la poblaciòn. (Juan 12:12-19)
Posteriormente planifica y ejecuta un ataque,una toma, contra el simbolo màs importante de la dominaciòn romana, que era a la vez el bastiòn principal de los sectores dominantes locales judìos, el Templo de Jerusalen, El Templo era el simbolo religioso y a la vez el sìmbolo polìtico y comercial.
Era templo y a la vez estado y mercado. Los sacerdotes saduceos oficiaban, gobernaban y comerciaban. Eran religiosos, polìticos y banqueros. Y quizas màs banqueros que religiosos o polìticos. Y la gente lo sabìa.
Y frente a esta situaciòn, y ya en Jerusalen, mediante la organizaciòn y la lucha, el Movimiento Popular de Jesùs de Nazaret se apodera del Templo, y lo mantiene durante algunos dìas. Luego son derrotados y reprimidos, Jesùs es capturado y finalmente crucificado.
En este texto, de manera clara Juan nos señala como el templo se habìa convertido en un mercado, donde todo se compraba y se vendìa, incluso la dignidad del pueblo judìo frente al poder romano. Era un lugar de comerciantes y de banqueros, de vendedores y de cambistas. Habìan convertido la casa de oraciòn en una cueva de ladrones.
Y Jesùs se enfurece y con gran indignaciòn y de manera violenta, sì, de manera violenta, hizo un azote de cordeles y los echò a todos del templo con las ovejas y bueyes, desparramò las monedas y volcò las mesas de los cambistas…”Jesùs no descartò ninguna forma de lucha para establecer la justicia del reino de su Padre. Y en su ministerio organizò marchas, talleres de formaciòn polìtica, campañas educativas, de salud, y tambièn tomas de templos. De la misma manera que se se hace aquí con Catedral.
Es muy interesante como Jesùs se enfrentò violentamente con los banqueros y les advirtiò que no convirtieran la casa de su padre en un mercado. Porque desde aquella epoca, los banqueros se han aprovechado del sudor, del sacrificio y de la religiosidad de la gente para enriquecerse. Y lo mismo sucede en nuestro paìs, con los sacerdotes y pastores banqueros, que se preocupan màs de la ofrenda, que del testimonio de fe. Son los saduceos modernos.
Jesùs fue asesinado porque expulsò a los banqueros del templo, que representaban al poder romano. La cruz es el fruto del àrbol de la rebeliòn, de la bandera de la resistencia, del grito de la insurrecciòn, del sueño de la esperanza. Y seguimos soñando y seguimos gritando, con las banderas rojas en alto, con la cruz de la rebeliòn y la resistencia.
Y ante las amenazas de los dirigentes judìos y los invasores romanos Jesùs les respondiò: matenme, pero resucitare. Y efectivamente resucitò y esta aca con nosotros acompañandonos siempre, en las victorias y en las derrotas, sonriendonos, protegiendonos, aconsejandonos, nunca estamos solos.
Las celebraciones de Cuaresma y en especial la Semana Santa rinden memoria a esta gesta insurreccional y popular. Cuaresma es la celebraciòn de las jornadas populares alrededor de la toma del Templo y el Martirio de Jesùs de Nazaret. Es la fiesta de la resurrecciòn y la victoria popular. Es nuestra memoria històrica como pueblo de Dios que marcha hacia su reino. Es nuestra convicciòn que con Jesùs algun dìa expulsaremos del planeta a los banqueros y comerciantes del Grupo de los Ocho, del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional.
Rev. Roberto Pineda
Iglesia Luterana Popular de El Salvador
San Salvador, 19 de marzo de 2006
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