Reflexión sobre Lucas 23:33-43
“No le tengo miedo a la muerte,
le tengo miedo al juicio...”
Monseñor Ricardo Urioste
“¿Soportará tu corazón, permanecerán
firmes tus brazos el día que Yo te pida cuentas?”
Ezequiel 12:14ª
La cruz explica a Jesús de Nazaret más que cualquier declaración teológica o credo de fe. La cruz era el castigo que el imperio romano aplicaba a los rebeldes de todas las latitudes, a todos y todas los que alzaban su grito de protesta y resistencia. Jesús es el Señor, rey de reyes.
La cruz explica la fe en Jesús de Nazaret porque únicamente mediante una fortaleza espiritual muy sólida, basada en los principios y no en los intereses, se podía en aquella época y hoy enfrentar la ofensiva ideológica del imperio y vencer el temor a luchar. Jesús es el Señor, rey de reyes.
La cruz explica a la iglesia de Jesús de Nazaret porque solo la organización popular, la educación popular, la lucha popular puede desafiar a los poderosos y construir poder popular para transformar la sociedad y de esta forma ir construyendo el Reino. Jesús es el Señor, rey de reyes.
Hace unos días sostuvimos una breve platica con Monseñor Ricardo Urioste, presidente de la Fundación Monseñor Romero. Monseñor Urioste es una persona muy respetada por su compromiso de una vida con el sueño de los humildes, que fue el sueño de Jesús de Nazaret. En el 2005 cumplirá 80 años. Y nos expresó con mucha sabiduría: no le tengo miedo a la muerte, le tengo miedo al juicio...
Jesús de Nazaret, nuestro Señor, asumió el compromiso político y religioso de denunciar al opresor romano y luchar por los derechos populares. Y Jesús pagó el precio de su desobediencia. Los poderoso no perdonan a los que se rebelan. La cruz es polisémica, de múltiples significados.
Es por una parte, la respuesta de los poderosos ante el clamor de los oprimidos. Es la cruz de los cruzados, de la conquista, de la inquisición, del holocausto, de la doctrina de la seguridad nacional, de la globalización neoliberal, de las dictaduras militares, de la violencia intrafamiliar.
Y por otra parte, es la cruz de la rebeldía y la resistencia. Es la cruz de la iglesia primitiva, es la cruz de Juan Hus y de Martín Lutero, de Martín Luther King, de Dietrich Bonhoeffer, de las hermanas Mirabal y de Monseñor Romero.
El texto nos relata que Jesús fue crucificado. Jesús vivió, experimentó el dolor, el sufrimiento, la soledad. Cada uno de nosotros en algún momento de nuestras vidas nos hemos sentido derrotados, aplastados por la realidad, rechazados por quienes queremos, con mucho dolor, con mucho sufrimiento, con mucha soledad. Así se sintió Jesús en esos momentos duros, difíciles, en que su propio pueblo lo rechazaba.
Es desde el sufrimiento, desde la soledad, desde la derrota, desde la cruz, que buscamos y encontramos a Jesús. Las mayoría de nosotros busca a Jesús cuando se encuentra en dificultades, cuando estamos agobiados, atribulados, y El, como un padre amoroso esta siempre dispuesto a recibirnos, él que fue rechazado, nos recibe siempre.
La opulencia, la riqueza, el poder conducen fácilmente al olvido de Dios. Y allí surge una verdadera alienación religiosa. Imágenes creadas por humanos asumen la naturaleza de divinidades las que se le rinde culto, así sucede con el poder y la riqueza.
Con tristeza debemos de reconocer que muchas de nuestras iglesias en el norte del mundo se han olvidado de Jesús, ahogadas en un consumismo vacío y en una frágil seguridad. Y también muchas iglesias en el sur del mundo se han olvidado de Jesús sumergidas en un espiritualismo estéril y escapista.
El seguimiento a Jesús
Jesús de Nazaret se manifiesta en las luchas de los pueblos latinoamericanos y caribeños por la vida. Jesús se hace presencia salvífica en los esfuerzos en el testimonio de esperanza de los cuatro héroes cubanos presos en los Estados Unidos, en las cárceles del imperio. Castigados por defender a su patria pagan su dignidad con la cruz de la cárcel.
Jesús se manifiesta en el juez venezolano Danilo Anderson, un nuevo mártir de la liberación latinoamericana, asesinado por los poderosos de este mundo porque buscaba la verdad y no temía proclamarla. Danilo es de los muertos que nunca mueren. Un profeta de la verdad y del derecho.
Jesús se manifiesta en las hermanas Mirabal, en Minerva, Patria y María Teresa. Estas tres hermanas de República Dominicana fueron brutalmente asesinadas el 25 de noviembre de 1961 por ordenes del dictador Rafael Trujillo. Su testimonio de esperanza hoy ilumina las vidas de millones de mujeres alrededor del mundo.
Llamados a vivir en la cruz
La cruz identifica a Jesús como un rebelde, como un subversivo, como un enemigo del imperio. Esa es la herencia que recibimos como cristianos, seguidores de Jesús. Pero hay iglesias que por intereses del mundo olvidan y distorsionan esta verdad y se vuelven defensoras del sistema de opresión en que vivimos.
Algunas iglesias nos presentan a un Cristo humillado en la cruz, derrotado y sin esperanza, y se olvidan de la dignidad de Jesús frente a sus opresores. Pretenden que nuestros pueblos no luchen y se resignen a la explotación. Es una imagen falsa del rebelde de Nazaret.
Así como también es falsa la imagen de un Jesús glorioso, con rostro de conquistador europeo, de maquilero coreano o taiwanes, de torturador nazi o de marine norteamericano. Jesús no fue un amo imperial sino un luchador social que murió en la cruz por desafiar al imperio, a cualquier imperio...
Como iglesias somos tentadas a vivir en la gloria de la riqueza y del poder y rechazar la cruz del compromiso y de la lucha. Nos instigan para que nos ciñamos una corona de oro y repudiemos la corona de espinas. Nos ofrecen los tesoros del mundo cuando sabemos que el tesoro de la iglesia son los pobres. Como cristianos somos llamados a vivir en la cruz, a seguir el llamado de Isaías que nos enseñaba que Yahve es nuestra justicia.
La justicia es una de las claves teológicas que nos conducen a la iglesia de Jesús. ¿Qué hacemos como iglesia con respecto a la justicia? Debemos siempre de preguntarnos.
La cruz es la llave del reino. La cruz es el símbolo del compromiso y la rebeldía. La cruz es uno de los distintivos de los que luchan y sueñan. Los oprimidos han ido construyendo sus símbolos a lo largo de la historia y este es uno de ellos. En nuestro país ha sido el tecomate y la cuma. La cruz de los pobres es el desafío para que las iglesias trabajemos por el Reino.
En nuestra historia de fe, el martirio de Monseñor Romero cumplirá 25 años el próximo marzo. Es en nuestra tierra una de las expresiones de muerte en cruz, como lo fueron el genocidio de 30,000 campesinos en 1932, el fusilamiento de Agustín Farabundo Martí, el asesinato de sacerdotes, de monjas, de celebradores de la palabra, de catequistas, de sindicalistas...Monseñor Romero fue crucificado por las fuerzas del mal y del pecado encarnadas en Roberto Daubuisson, fundador del partido ARENA. Su muerte fue semilla de libertad ,testimonio de fe y anuncio que la liberación esta cerca...
Que Dios nos de la fuerza para ser consecuentes y no ceder a las caricias de los poderosos y llegar vestidos de blanco ante su Presencia; convencidos de nuestro testimonio de fe y dignidad, con la convicción plena que en el juicio la balanza se inclinará a nuestro favor. Amén.
Rev. Roberto Pineda
San Salvador, 26 de noviembre de 2004
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