domingo, 20 de abril de 2008

Los globalizadores asesinos 7-octubre-05

Los globalizadores asesinos
Reflexión sobre Mateo 21:33-45

Los poderosos se han aprovechado a lo largo de la historia de los esfuerzos de millones de pobres. Las siete maravillas de la antigüedad se construyeron con el sudor, el sacrificio, el sufrimiento de los sectores populares. En la Gran Muralla China, en las Pirámides de Egipto, en los Jardines Colgantes de Babilonia y el Coloso de Rodas, en Teotihuacan esta la sangre de millones de esclavos.

Los poderosos de los imperios arrebataron la vida a millones de personas. La vida, esta vida que nos ha sido entregada por Dios para que la vivamos con la plenitud de la alegría. En este texto Jesús utiliza la parábola de una viña que es alquilada a unos trabajadores, para desentrañar la naturaleza de la explotación y la opresión. La viña puede ser también un cafetal, un taller, una maquila, una iglesia o nuestra propia familia.

Un dueño de casa plantó una viña y luego la alquiló a unos trabajadores y se fue para un país lejano. Cuando llega el tiempo de la vendimia el dueño manda a sus enviados para cobrar su parte de la cosecha. Los trabajadores rechazan violentamente a los enviados. Los trabajadores asumen el espíritu de propietarios privados y renuncian a su compromiso.

Nos choca un poco porque se trata de trabajadores y siempre nos orientamos a apoyarlos, pero aquí estamos hablando de justicia. Y la vida nos enseña que los trabajadores pueden convertirse fácilmente en explotadores sino tienen conciencia de su papel.

Es fácil cambiar de roles y pasar de oprimido a opresor. Me acuerdo la tristeza con que veiamos las marchas organizadas en Polonia por Solidarinorzs con miles de trabajadores en huelga exigiendo mejoras salariales ¡al gobierno del socialismo real!

Cuando el afán de poseer y de mandar domina nuestro corazón nos encontramos perdidos, confundidos, mutilados de nuestra naturaleza humana, basada en la solidaridad. Nuestra especie no sobrevive sin la solidaridad, sin la ternura. Somos muy frágiles al nacer. Y luego esta vulnerabilidad se convierte en fortaleza. Así nos hizo el dueño de la viña. Así nos colocó en la historia de este mundo. El dueño de la viña es el dueño de la vida.

El Salvador es una viña alquilada

Nuestro país es una viña alquilada que desde la Conquista ha sido explotada con el añil, el café, los textiles, la maquila, y los servicios bancarios. Es una viña que ha sido saqueada por los que debieron cuidarla. Y cuando la gente les exige cuentas a estos dueños malvados, y les explica que hay otra forma de administrar la viña, ellos se amparan en la OMC, en el Banco Mundial y se adueñan de nuestras semillas criollas, imponen los TLC y el Plan Puebla Panamá, alegan que solo el libre mercado resolverá nuestros problemas.

Y para proteger su dominio y reprimir a los enviados del dueño de la viña, apalean, matan y apedrean a los opositores, a los rebeldes, a los subversivos. Intentan siempre destruir la esperanza del cambio. Durante la conquista quemaban las poblaciones de los alzados en armas, después los militares se encargaron de manchar con sangre el sueño de los patriotas, y hoy han establecido en Comalapa la Base Militar del imperio. Y cuentan también con satélites y radares, con portaviones y submarinos.

Abel, el primer mártir de la resistencia

Los enviados por el dueño de la viña han sido asesinados. Sus cadáveres aparecen en todas partes. Primero mataron a Abel, estuvieron vigilándolo por un tiempo, luego lo capturaron para interrogarlo, lo acusaban de soñador, lo encarcelaron en una prisión federal y luego fue fusilado por las tropas de muchos dictadores, de Pinochet, de Franco, de Castillo Armas, de Somoza, antes fue torturado personalmente por DAubuisson. Y en la ciudad del imperio Bush como Pilato se lavaba las manos.

Luego amenazaron con fusilar a los miles de damnificados que en Usulutan reclamaban comida para sus hijos, cuando estos llegaron en marcha a Casa Presidencial para exigirle al presidente Saca, que los ricos no se siguieran robando la ayuda internacional. Apalearon a unos, mataron a otros, y a otros los apedrearon.

Caín imperio, Caín dictadura, Caín globalizadores siguen matando a Abel Pueblo. Pero también la memoria subversiva de Abel enciende el Espíritu de rebeldía de los humildes del planeta que se preguntan: ¿qué hará el dueño de la vida con estos trabajadores asesinos? ¿Qué haremos nosotros? Lo más urgente es que nos organicemos para echar fuera de la viña a estos usurpadores porque el tiempo de la vendimia ha llegado. Amén.

San Salvador, 7 de octubre de 2005 Rev. Roberto Pineda

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