domingo, 6 de abril de 2008

Trasladan Boda de Caná a Mumbai, India 23-enero-04

Trasladan Boda de Caná a Mumbai, India
Rev. Roberto Pineda *



Esta semana concluyó en Mumbai, India el IV Foro Social Mundial. Logró reunir a 120,000 personas de todos los continentes unidos por un sueño: otro mundo es posible. Fue un encuentro internacional de luchadores por la paz, por la justicia y por la dignidad. Fue una fiesta de los pueblos.

En Caná de Galilea hace dos mil años se realizó otra fiesta muy relacionada con esta de Mumbai, India. Ambas fueron fiestas populares y fiestas de celebración de la vida. Ambas fueron encuentros de luchadores sociales. Ambas fueron reuniones en contra del imperio.

En Caná de Galilea uno de los invitados fue Jesús de Nazaret. Jesús se manifestó en esa fiesta de bodas. Jesús se manifiesta siempre en la fiestas de los oprimidos. Jesús los acompaña en sus celebraciones. Toma chicha y come tamales en sus fiestas populares. Sonríe al observar los rostros alegres por la esperanza y la fe. Somos nosotros los que no lo reconocemos.

Jesús se hace presente en los brazos extendidos de la amistad entre los pueblos. Son los imperios los que nos han dividido. El Espíritu de Dios que es el Espíritu de la amistad se manifestó en Caná de Galilea y en Mumbai, India. Y esta presente en nuestras comunidades de Guaymango, Atiquizaya, Santa Ana, Chalatenango, Apopa, Cuscatancingo y Suchitoto.

Los oprimidos de todas las épocas y países han recuperado y construido desde la alegría, han sostenido la fiesta como forma de resistencia y de identidad frente a los poderosos. La alegría pertenece a los que sueñan. La alegría es la bandera de los que tienen esperanza. La poesía es el eco de los que luchan.

En Caná y en Mumbai, y antes en Porto Alegre, celebramos la alegría de la fiesta de la resistencia frente a la globalización. Proclamamos ante los poderosos de Roma y de Davos, que hemos sido creados y creadas a imagen y semejanza de Dios. Y somos diversos y somos muchos.

Somos tantos que llenamos la tierra con nuestros gritos de protesta en Seattle, en Washington, en Genova, en Cancún. Estamos en todas partes y el imperio lo sabe. Y esto nos hace fuertes aunque parezcamos débiles. No han podido y no podrán destruirnos. Somos la conciencia de la humanidad.

Y estamos despertando del letargo de siglos y exigiendo nuestros derechos y los poderosos en Caná y en Mumbai, en Roma y en Washington empiezan a temblar porque saben que todo su poderío militar y mediático no podrá impedir el nacimiento de una nueva forma de vivir, de una nueva civilización basada en la justicia y la solidaridad.

Hagan todo lo que él les manda

En la fiesta de Caná, en medio de la boda, se termino el vino. María, la madre de Jesús interviene diciendo: Hagan todo lo que él les manda. María actúa con certeza, con la seguridad que proporciona la fe. Es Jesús quien duda pero al final resuelve. Otro mundo es posible.

Jesús nos manda a que llenemos de agua de lucha las tinajas de nuestra esperanza. A que luchemos con mucho animo contra la injusticia y la opresión. Es solo de esta forma que se realizara el milagro del vino de la nueva sociedad. El milagro de la revolución. Jesús no sacó el vino de la nada, sino del agua. Se necesita que llenemos las tinajas hasta el borde.

Así inició Jesús su ministerio profético, convirtiendo el agua del trabajo revolucionario en el vino del cambio social. Así manifestó su gloria y sus discípulos creyeron en él. Y pudo haber fiesta porque hubo esfuerzo.

En Mumbai, India se celebraron las bodas de Caná. Los dalits, los intocables del sistema de castas hindú marcharon junto con los campesinos mexicanos opuestos al NAFTA; estuvo presente el espíritu de Lee, el campesino sudcoreano que se inmoló en Cancún, que es el mismo Espíritu que inspira a la resistencia iraquí.

Estuvo en Mumbai la palabra segura y profética de Nelson Mandela, estuvo presente el espíritu de la lucha por la independencia de Puerto Rico; de la lucha contra el bloqueo genocida a Cuba socialista; la solidaridad con la revolución bolivariana de Venezuela. Y en Mumbai, India también se dejó el mejor vino para el final. Amén.

* 23 de enero de 2004. Correo del autor: robertopineda@integra.com.sv

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