domingo, 30 de diciembre de 2007

Cristo es nuestra Paz 14-sept-01

CRISTO ES NUESTRA PAZ
Reflexión sobre Lucas 15: 1-10
Rev. Roberto Pineda, Iglesia Luterana Salvadoreña

Es importante que reflexionemos sobre lo que sucedió en Nueva York y en Washington a la luz de la práctica de nuestro Señor . En primer lugar, Jesús de Nazaret siempre abrió su corazón a los que sufren, a los que necesitan consuelo. Durante toda su trayectoria como dirigente popular siempre estuvo dispuesto al abrazo fraterno, a la sonrisa cariñosa, al apoyo sincero. Esa debe ser nuestra actitud con el pueblo norteamericano que sufre, con sus iglesias,mezquitas y sinagogas, acompañarlos en su dolor.

Precisamente una de las características básicas del Movimiento de Jesús fue la predicación del amor, el desafío de amar incluso a nuestros enemigos. Esto rompía con los esquemas mentales del pueblo judío de esa época y sigue rompiendo con nuestra predisposición a ver el mundo blanco y negro, campo de batalla entre amigos y enemigos,entre malos y buenos.En Jesús, somos todos y todas hijos e hijas de nuestro Padre Celestial.

En relación a la necesidad de amarse los unos a los otros,y de esta forma superar las divisiones impuestas por la sociedad,Jesús de Nazaret y su Movimiento no hicieron distinciones de clase, ni de raza, ni de género,ni de etnia, ni de religión. Todos y todas somos uno y una en el Señor.

En este texto, Lucas nos habla sobre la relación de Jesús con los publicanos, con los cobradores de impuestos. Este era un sector de la sociedad judía que gozaba de beneficios derivados de su relación con los amos imperiales romanos. El pueblo los consideraba como traidores, colaboradores de los romanos, y los despreciaba. Jesús se acercó a ellos y les ofreció una esperanza.

Este recibe a los pecadores y come con ellos...

La relación de Jesús con los publicanos le generó la crítica despiadada de los fariseos y los doctores de la ley. Lo acusaban de vincularse a pecadores y de contaminarse. Lo acusaban de tergiversar la ley. Jesús resistió estas críticas y se mantuvo firme en su posición. Era una posición de principios. No podía ceder.

Jesús justifica su posición por medio de dos parábolas,que tratan del mismo asunto: la prioridad en la agenda del Reino de salvar a los más pequeños,a los humildes, a los excluidos, a los que sufren, a los necesitados. La primera parábola nos narra la alegría de un pastor que tiene cien ovejas, pierde una, la busca, la encuentra y se vuelve feliz.

La segunda parábola trata sobre una mujer que tiene diez monedas, pierde una,enciende una lampara, la busca, la encuentra y se llena de alegría. Nosotros y nosotras somos la oveja y la moneda perdida.Cada uno de nosotros tiene un valor incalculable para nuestro Padre que nos ama. Cada uno de nosotros es único, valioso, insustituible, a los ojos de nuestro Creador. Es por esto que "hay alegría entre los ángeles de Dios por un pecador que se convierte."

Mateo (18:10-14) aborda la misma temática y nos revela que "el Padre de ustedes que está en el cielo no quiere que se pierda ninguno de estos pequeños."La vida nos ha sido entregada, confiada. El luchar por el derecho a la vida y a una vida digna fue por eso uno de los pilares de la vida y del movimiento de Jesús de Nazaret.

"Al irme les dejo la paz. Les doy mi paz, pero no se las doy como la dan los que son del mundo.No se angustien ni tengan miedo." Juan 14:27

A la luz de lo sucedido en Nueva York y en Washington y ante la visión de un pueblo que sufre, del pueblo norteamericano, debemos desde Jesús: solidarizarnos, llorar y conmovernos. Solidarizarnos con el pueblo y en particular con las familias que perdieron a sus seres queridos, llorar ante tanto dolor y sufrimiento indescriptible, conmovernos ante un hecho de tales proporciones.

"En el mundo ustedes habrán de sufrir; pero tengan valor: yo he vencido al mundo..." Juan 16:33

Es importante que reflexionemos sobre lo que ha sucedido y porque ha sucedido. Del sufrimiento puede brotar el odio o el amor. El sufrimiento puede fácilmente desencadenar el odio. Y esto es peligroso porque el odio nos vuelve rehenes del rencor y de la venganza. El sufrimiento debe conducirnos a ser más solidarios, más tolerantes, mas justos.Es en la oración y en el ejemplo de Jesús donde debemos encontrar las respuestas a nuestras dudas.

"Cristo es nuestra paz. El hizo de judíos y de no judíos un solo pueblo, al destruir el muro de enemistad que los separaba..."Carta a los Efesios 2:14

Jesús nos enseña a abrir nuestros corazones a los que sufren, a los familiares de las víctimas del World Trade Center y del Pentágono.Con todos los que lloran y esperan encontrar a sus familiares con vida, con los golpeados y los heridos, con los que tiemblan de miedo...

Jesús nos enseña a vivir la paz en nuestros corazones y en nuestras mentes, a despojarnos de pensamientos de venganza y de odio, nos llama a la reconciliación...

Jesús nos enseña a practicar la justicia, a veces esto es difícil, pero es la única base firme, segura, bíblica, de una paz estable y duradera, que es la paz de Jesús.

San Salvador, 14 de septiembre de 2001"

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