No se puede servir a Dios y a las riquezas
Reflexión sobre Lucas 16:1-14
Desde el inicio de su ministerio, Jesús de Nazaret y su Movimiento desarrollaron una clara posición frente al problema de las riquezas. Esta posición les permitió ubicarse como un movimiento de naturaleza diferente, identificado con los humildes y crítico de los poderosos. Un movimiento que planteaba no un cambio de un gobierno por otro sino un cambio estructural,de sistema, desde el corazón de las personas hasta la lógica de las instituciones opresivas.
La actitud ante el poder y los dueños de la riqueza era un asunto clave a dilucidar, y la población se mantenía pendiente de la respuesta de Jesús. Existían por una parte, personas que se acercaban al Movimiento con la pretensión de adquirir poder y riquezas y por otra parte, el poder establecido -religioso y político- aspiraba a medir el grado de tolerancia de Jesús y su Movimiento a los halagos del poder, a la tentación de mandar, sobresalir y adquirir privilegios.
Es en este marco que Jesús comparte con sus discípulos la parábola del mayordomo listo. Este mayordomo corrupto, al ser denunciado ante su amo, se las ingenia para llegar a arreglos con los deudores de su patrón, de tal suerte que logra garantizar su vida futura. El mismo hombre rico reconoce la habilidad del mayordomo listo en buscar amistades.
Usen las riquezas de este mundo pecador para ganarse amigos...
Jesús de Nazaret les aconseja a sus militantes que usen las riquezas de "este mundo pecador"para ganarse amigos. La actitud frente a las riquezas es de utilizarlas para impulsar la causa del reino de Dios. Jesús no dice apártense de las riquezas.Tampoco dice usen las riquezas para su provecho personal. Lo que Jesús recomienda a sus seguidores es que las riquezas deben estar al servicio del reino, al servicio de la amistad y no al revés.
La amistad es uno de los valores supremos del reino de Dios. La amistad se opone a los valores de este mundo, al egoismo, la envidia y al espíritu de competencia.La amistad se fundamenta en el amor. Jesús nos enseño a ser amigos y amigas.Jesús nos convoca con su vida, muerte y resurrección a la amistad.
La amistad es una relación humana que se basa en la confianza, la comunicación, el compartir y la lealtad. La confianza es la posibilidad de abrir nuestro corazón al amigo sin temor de ser juzgado ni criticado ni examinado, sino únicamente escuchado.La comunicación es la necesidad de encontrarse y compartir tristezas y alegrías. La lealtad es la certeza de que no se va a ser traicionado ni burlado ni instrumentalizado.
La fidelidad se manifiesta en lo poco y en lo mucho...
La lealtad se manifiesta en lo poco y en lo mucho. En los pequeños detalles de nuestra vida cotidiana y en las grandes acciones de nuestra vida pública. La fidelidad es siempre una batalla a librar porque siempre existe la posibilidad de ser débiles y sucumbir ante las delicias de "este mundo pecador."
La injusticia se refleja en lo poco y en lo mucho...
La injusticia se refleja en lo poco y en lo mucho. En nuesta actitud en todas las esferas, desde la forma como resolvemos nuestras dificultades hogareñas y como distribuimos el poder al interior de nuestros hogares hasta nuestra conducta en la escuela, en la iglesia,en el hospital, en el mercado, la oficina, la fábrica, la maquila, el negocio y llegando hasta nuestra posición frente a los abusos de poder de los poderes públicos.
Ningún siervo puede servir a dos señores...
Ningun sirviente puede servir a dos amos. Jesús enfatizo mucho este punto a sus militantes, porque siempre existía la tentación de aprovechar los mecanismos del poder para lograr privilegios. Para Jesús era clara la amenaza, el peligro de la cooptación, de desvirtuar la radicalidad del mensaje a cambio de favores desde el poder. Jesús sabía que estaba en juego el espíritu de fuego abrazador y de viento huracanado del evangelio, el amor apasionado por la paz y la justicia.
Lo que los hombres tienen por más elevado, Dios lo aborrece...
Jesús de Nazaret es contundente al afirmar que " lo que los hombres tienen por más elevado, Dios lo aborrece..." Lo que la sociedad considera como modélico,positivo: la riqueza, el poder, la fuerza, Dios lo aborrece porque se transforma en mecanismos de dominación, se convierte en fuente de pecado, en instrumento de adormecimiento de la conciencia.
Los valores de Dios no son los valores de la sociedad de "este mundo pecador."esta sociedad se deslumbra ante el lujo y la riqueza, ante las mansiones y la vida de los ricos y famosos. Jesús, por el contrario, se maravilla ante la pureza de corazón, la amistad, la solidaridad, la comunidad, la justicia. Son dos visiones opuestas, en conflicto, dos formas del pensar y del hacer.
En nuestro país...
En nuestro país, el diseño de la sociedad está al servicio de los señores de la riqueza. El poder funciona al servicio de los grandes propietarios, de los dueños de la riqueza, de las fábricas, de los grandes comercios, de la poderosa banca. Y este estado de cosas, este mundo pecador, se presenta como eterno, inmutable, creado por Dios, el único mundo posible. Y es un mundo basado en la injusticia,. en el odio, la discriminación y la explotación de los humildes.
Incluso, en muchas de nuestras iglesias, debemos de reconocerlo con temor y temblor, el criterio de la riqueza determina las primeras bancas del templo y se apodera abusivamente de nuestro mensaje, que se vuelve vacío y acomodaticio a los poderes establecidos.Deja de ser el mensaje de Jesús de Nazaret.
A veces se pretende convertir el evangelio en un manual de mercadotecnia para seducir incautos y estafar las conciencias de las personas, prometiendo la salvación y el cielo a cambio de dinero, mansedumbre e indiferencia política frente a "este mundo pecador."
Es por esto que Jesús de Nazaret nos advierte contra los peligros de convertirnos en ciervos de la riqueza y nos convoca a construir la amistad, la verdad y la justicia.La amistad nos permite unificar nuestras vidas en el testimonio; la verdad nos permite fortalecer fortalecer nuestra misión y la justicia nos acerca al reino de nuestro Padre y de su único hijo, nuestro Señor Jesucristo.
Rev. Roberto Pineda Pastor de la Iglesia Luterana salvadoreña
San salvador, 20 de septiembre de 2001
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