Martín Lutero en El Salvador
"Los justos vivirán por su fidelidad a Dios."
Habacuc, 2:4
Nuestra Iglesia celebra este día un nuevo aniversario de la Reforma de la Iglesia Universal, impulsada por Martin Lutero. En realidad se conmemora la colocación de las 95 tesis en la iglesia de Wittenberg, el 31 de octubre de 1517, hace casi 500 años. Esta fecha marca el nacimiento del movimiento protestante y de las iglesias evangélicas históricas. Es la celebración de una de nuestras raíces históricas ya que somos una Iglesia Luterana Latinoamericana.
Las 95 tesis fueron una denuncia implacable contra el sistema de indulgencias que practicaba la Iglesia Católica Romana en aquel entonces, que permitía librarse de pecados por medio de la compra de estas indulgencias, o sea la salvación era una mercancía sometida a los vaivenes de la oferta y la demanda.
De la edad Media a la Modernidad
La reforma significó el transito de la edad media a la modernidad. Martín Lutero empujó a la historia de los monasterios medievales a las bibliotecas de las ciudades, de los palacios imperiales a las comunidades de fe, de una iglesia poderosa y monolítica a la libertad de cultos.
La reforma fue antecedente histórico clave para el surgimiento del concepto de derechos humanos. Martín Lutero empujó a la sociedad del silencio a la protesta, de la oscuridad a la luz, de la opresión a la libertad, de la tristeza a la alegría.
La reforma estableció la separación del estado y la iglesia. Martín Lutero empujó a la iglesia a sus orígenes democráticos y populares, denunció las injusticias que se cometían en nombre de Dios, se enfrentó a los gobernantes corruptos y autoritarios, proclamó a las sagradas escrituras como única fuente de autoridad y restauró a la fe como base para la justificación de los seres humanos ante Dios.
Una vida dedicada a Dios
Martín Lutero se caracterizó durante toda su vida por una inmensa fe, un profundo valor y una fuerte esperanza. Su vida fue una vida al servicio de la causa de Dios. Su vida y su aporte a la construcción del reino de Dios marcan una página gloriosa de la historia de la Iglesia universal.
Martín Lutero nació en Eisleben, Alemania, el 10 de noviembre de 1483.
Era de origen humilde. Su padre fue minero y su madre trabajadora del hogar. Venía de una familia trabajadora. Desde muy joven desarrolló un interés por el estudio de las Sagradas escrituras, por conocer la verdad de la fe, y estudió teología, le fascinaba el estudio del Antiguo y del Nuevo testamento.
Una vez, al regresar de una visita a sus padres, y dirigirse a la Universidad donde enseñaba, se encontró en medio de una fuerte tormenta eléctrica y decidió refugiarse en en árbol. Cuando de repente un rayo cayó sobre el árbol y lo carbonizó. El se salvó de milagro. Esta experiencia lo conmovió y la interpretó como un mensaje de Dios. Al siguiente día solicitó ser admitido como monje en un convento de la orden Agustina.
Al interior del convento continuó su reflexión sobre los caminos para la salvación. Hacía mucha penitencia e incluso se flagelaba para combatir el pecado, para purificarse y poder así alcanzar la salvación. En esa época, viajó a Roma, la ciudad eterna, la sede papal, y pudo observar como la iglesia institucional estaba totalmente sometida a los placeres e intereses del mundo y como los poderosos se habían apoderado y mantenían secuestrado al Evangelio de Jesús de Nazaret.
Esta triste experiencia en Roma lo deprimió bastante, pero su paciencia se agotó cuando observó como se explotaba a la gente humilde por parte de comerciantes de indulgencias, que usaban las fábulas más increíbles para estafar a las personas y vender su mercancía religiosa. Esto lo hartó y dijo un ¡basta ya! Escribió con diligencia 95 Tesis y las clavó en la puerta de la iglesia de la ciudad de Wittenberg. Este hecho hizo historia. La recién construida imprenta permitió que se divulgaran por toda Alemania y por toda Europa. Las condiciones estaban maduras para la reforma de la Iglesia Universal.
Las 95 Tesis desafiaron a los poderes establecidos de la época, los cuales respondieron con amenazas, persecución y represión. A Martín Lutero se le conminó a retractarse y rechazó la oferta, se le enviaron teólogos adversarios, como el temido Cayetano y fueron derrotados, al final fue excomulgado y condenado a muerte. Tuvo que escapar y pasar a la clandestinidad. Desde allí siguió meditando y escribiendo.
Un príncipe alemán amigo de la reforma, el Elector Federico el Sabio lo protegió en su castillo de Wartburg, desde donde se preparó para las siguientes batallas en el campo de la fe. De esta época de intenso conflicto en el que se arriesgaba la vida a cada momento, es el himno de combate de los luteranos, Castillo Fuerte, que inicia así:
"Castillo fuerte es nuestro Dios
Defensa y buen escudo;
Con su poder nos libra
En este trance agudo."
En 1530, se discute en Augsburgo por parte de los príncipes y el Emperador la situación religiosa de Alemania. Los partidarios de la reforma sistematizan sus postulados para esta reunión en otro documento de proyección histórica, llamado Confesión de Augsburgo, que fue redactado por Felipe Melanchton, compañero teólogo de Martín Lutero. Debe de señalarse que en esta reunión el apoyo brindado por algunos príncipes alemanes, que respaldaron la Confesión de Augsburgo, fue crucial para garantizar la continuidad del movimiento de la reforma.
Al final, la Iglesia Católica Romana rechazó cualquier tipo de entendimiento con los reformadores y se produjo la ruptura. Esto originó una nueva expresión eclesial basada en los Evangelios y en la salvación por la fe y no por las obras. Aunque Lutero rechazó que se usara su apellido para nombrar a esta nueva Iglesia, finalmente se impuso la voluntad de la población que decidió llamarla de esta manera.
Martín Lutero en El Salvador
En 1952, Roberto Gussick, misionero norteamericano de la Iglesia Luterana Sínodo de Misuri, visitó el oriente del país y estableció relación con una iglesia de la Misión Centro Americana en la población de Pasaquina. Allí conoció a un pastor que luego sería el primer pastor luterano de Centro América, el Rev. Ciro Mejía, que por la gracia de Dios todavía nos acompaña.
Veinte años después, en 1971, regresa de estudiar teología en México el ahora Obispo, Rev. Medardo Gómez, quien inicia un nuevo período histórico desde la Iglesia Luterana La Resurrección, ubicada en el Barrio San Miguelito de San Salvador. Desde esta iglesia se ha desarrollado una pastoral de compromiso con la paz, la justicia y la democracia en El Salvador.
El Rev. Ciro Mejía y el Obispo Medardo Gómez son pilares firmes de nuestra Iglesia Luterana Salvadoreña.
En el espíritu de Martín Lutero
La Iglesia Luterana de El Salvador trabaja incansablemente en la proclamación del evangelio de Jesucristo. Seguimos las huellas de Martín Lutero, su espíritu de cambio y de compromiso con la verdad, nos inspiran en nuestro trabajo diario con los pobres y excluidos de este sistema de pecado. Amén. 31 de octubre de 2001
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Rev. Roberto Pineda
rpineda@saltel.net
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