domingo, 30 de diciembre de 2007

Jesús y la resistencia de los débiles 21-octubre-01

Jesús y la resistencia de los débiles
Reflexión sobre Lucas 18:1-8


Los poderosos siempre han tratado de quebrar el espíritu de los débiles, de los pobres. Se las ingenian para doblegarlos, para arrodillarlos por medio del hambre, la represión o el engaño. La razón de ser de los gobiernos, y de los jueces, y de los ejércitos, y de la prensa, y de la escuela y muchas veces hasta de la iglesia es precisamente romper la resistencia de los débiles, de los humillados, garantizar la reproducción del status quo.

Es por esta razón que Jesús de Nazaret educó en la resistencia a los militantes de su Movimiento. Los adiestró en el arte de organizar y movilizar a la población judía. Les enseñó a manejar la resistencia pasiva y no pasiva, dependiendo del tipo de reacción de los poderosos y de las condiciones objetivas y subjetivas del momento.

Es importante, en nuestra situación, enfatizar este punto porque los dominadores nos venden la idea de un Jesús dulce y temeroso, siempre ofreciendo la otra mejilla para ser abofeteada, en contradicción con el Jesús de los Evangelios, con el Jesús que expulsa a los mercaderes del templo, con el Jesús que entra victorioso en Jerusalén, con el Jesús que enfrenta la muerte en cruz. Como seguidores de Jesús, lo asumimos en su totalidad misteriosa, en su humanidad y en su divinidad. En su ternura y en su firmeza. En su denuncia del mundo y en su anuncio del Reino.

En la lectura seleccionada, Jesús nos habla de una viuda y de un juez. Nos describe la situación y actitud de los personajes: en un pueblo existía un juez que "ni temía a Dios ni respetaba a los hombres", era una persona muy poderosa. Y era una persona muy malvada. Por otra parte, en el mismo pueblo existía una viuda que tenía un pleito. No se nos describe a la viuda, pero podemos imaginarnos que era una persona pobre, sin muchos recursos, abandonada.

Esta viuda visitó al juez para pedirle justicia contra su adversario. No se nos informa de que problema se trata. Podría tratarse de un problema de deudas o de tierras, no lo sabemos. Lo que si se nos revela es que durante mucho tiempo el juez no quiso atender a la viuda. La trato con la prepotencia de los poderosos. Podemos imaginarnos el sufrimiento de la vida. Conociendo nuestro sistema judicial corrupto fácilmente podemos imaginarnos la angustia de esta pobre viuda, su frustración, su soledad.

Pero esta viuda no se dió por vencida. No se nos narran los detalles pero si que ella continuó insistiendo, continuó con su demanda, continuó con su exigencia que se le hiciera justicia. La prepotencia del juez no logró doblegarla, nada pudo doblar su decisión que se le hiciera justicia. Al final el mismo juez malvado tuvo que ceder ante la firmeza de la viuda y reconocerle sus derechos.

Jesús contrasta esta actitud del juez, que actúa movido por sus mezquinos intereses con la de Dios, que actúa impulsado por el amor. Jesús se pregunta: ¿acaso Dios no defenderá también a sus escogidos, que claman a él día y noche? ¿Los hará esperar?

Jesús les promete a sus seguidores que Dios los defenderá sin demora. Pueden tener la seguridad que Dios escuchara sus peticiones y los acompañara en sus asuntos. Dios nunca desampara. Dios siempre esta pendiente de la vida y de los desafíos que enfrentan sus hijos y sus hijas.

El texto concluye con una pregunta demoledora: cuando el Hijo del hombre venga, ¿encontrará todavía fe en la tierra? Existe la duda, existe la incertidumbre sobre el futuro de la salvación, sobre la posibilidad de construir el reino de Dios con personas tan frágiles, tan inconstantes, tan inconsecuentes. Es una pregunta que sigue sin respuesta.

La preocupación de Jesús...

A Jesús le preocupaba como el sistema dominante promueve y nos condiciona a ser pasivos y temerosos, a escapar de los conflictos, a buscar la tranquilidad, a evitar la fatiga del tensionamiento. Es por esto que nos revela por medio de una viuda la clave de la vida: Dios nos hace justicia en la medida que busquemos la justicia. Dios nos acompaña en la lucha, Dios nos proporciona dones para compartir en el camino hacia el Reino. Dios nunca nos abandona, siempre está presente en nuestra vida.

El espíritu de la viuda rebelde es el espíritu de Dios. En un mundo que cada vez se vuelve más desigual y más violento es importante que no le temamos a los jueces corruptos y arrogantes, que no temen a Dios ni respetan a las personas. Esos jueces prepotentes existen en todos los países y le siguen negando la justicia a millones de personas.

Esos jueces hoy se manifiestan en las grandes corporaciones que destruyen el planeta con impunidad, en los grandes centros financieros internacionales que imponen medidas de privatización para nuestras economías. En el complejo militar industrial, que fomenta la guerra y la agresión contra naciones pobres.

El espíritu de la viuda rebelde es el espíritu de nuestros pueblos. No nos cansamos de protestar, no nos cansamos de exigir justicia, no nos cansamos de defender nuestra biodiversidad, no nos cansamos de rescatar nuestra identidad cultural. No nos cansamos de levantar la bandera de la paz y la justicia. Nos mantenemos en oración porque estamos seguros que otro mundo es posible.

Rev. Roberto Pineda, Pastor de la Iglesia Luterana Salvadoreña
San Salvador, 21 de octubre de 2001 coluteranos@123americatel

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