Zaqueo y la conversión de los poderosos
Reflexión sobre Lucas 19: 1-10
Hermanos y hermanas de Atiquizaya:
Reciban un fraternal saludo del Foro de la Sociedad Civil y de la Iglesia Luterana. Es muy importante que celebremos esta actividad, esta Jornada por la Paz en El Salvador y el Mundo. Porque nuestro planeta, la creación de Dios se encuentra en peligro. El mundo está en peligro.
Existen sectores guerreristas en el primer mundo, conocidos como halcones, que están empujando a la humanidad a la guerra, a la contienda armada entre los países, y que pretenden reforzar su hegemonía mundial por medio de la guerra, de sembrar el terror y el miedo, de atizar el fuego de los conflictos étnicos y religiosos.
En esta situación, es importante que busquemos conocer la verdad de lo que sucede y aprender a pensar con cabeza propia, a analizar lo que esta pasando y no solo tragarnos lo que nos dicen los periódicos y la televisión, a discernir intereses, tendencias, procesos y propuestas. Es clave mantener una actitud de búsqueda de la verdad opuesta al pensamiento único. Se necesita una actitud de conversión, de oración y de acción.
Esto fue precisamente lo que hizo Zaqueo. Zaqueo no se tragó el cuento de lo que decían de Jesús los fariseos y los saduceos. Zaqueo era una persona adinerada pero con una vida vacía, una existencia sin sentido, era poderoso pero no se sentía satisfecho, percibía que algo en el sistema no estaba funcionando, que algo auténtico le faltaba en su vida
Zaqueo tomó la decisión de buscar a Jesús
Y Zaqueo escuchó de Jesús y tomó la decisión de buscar a Jesús. Lucas nos dice que Zaqueo "quería conocer a Jesús" Quería conocer la verdad, porque Jesús fue para Zaqueo la verdad, el camino y la vida.
Jesús entró en Jericó, llamada como Sonsonate la ciudad de las palmeras, atravesó sus calles y avenidas, y Zaqueo sabía que su oportunidad había llegado y se sentía alegre, emocionado como un niño. Como era de baja estatura, para verlo se subió a un árbol. Sí, se subió a un árbol!
Cuando Jesús pasó por donde Zaqueo se encontraba, para sorpresa de todos y en especial del mismísimo Zaqueo, lo miro y le dijo: baja en seguida, porque hoy tengo que quedarme en tu casa. ¿ Se imaginan la sorpresa y la alegría de Zaqueo?
Zaqueo recibió a Jesús en su casa con gusto. Fue el día más feliz de toda su vida. Pero los enemigos de Jesús no comprendieron y lo denunciaron por quedarse en la casa de un pecador. No entendieron que el reino de Dios tiene las puertas abiertas para todo aquel y toda aquella que se convierten.
Porque Zaqueo se convirtió, Zaqueo se arrepintió. Zaqueo decidió buscar la verdad y la encontró. Al final su vida adquirió sentido. Era una existencia con sentido. Zaqueo se transformó y le dijo a Jesús: voy a dar a los pobres la mitad de todo lo que tengo y si le he robado algo a alguien, le devolveré cuatro veces más.
Jesús le responde a Zaqueo: hoy ha llegado la salvación a esta casa... Pues el Hijo del hombre ha venido a buscar y salvar lo que se había perdido. Es esencial para nuestras iglesias entender como Jesús vincula la salvación con la conversión, y como él concibe su labor como la de buscar lo que se había perdido. Zaqueo fue justificado por su fe en el Señor y por los frutos de esta fe.
Jesús siempre esta esperándonos
Zaqueo buscó la verdad y la encontró. Buscó a Jesús y lo encontró. Jesús siempre esta esperándonos. Pero se necesita que como Zaqueo, nos subamos al árbol para verlo, ¡hay que subirse al árbol! Hay que despojarnos de cualquier tipo de orgullo y seguir a Jesús con humildad y amor.
Zaqueo se convirtió, se arrepintió de sus pecados y se comprometió a cambiar sus actitudes y acciones. Compartió sus riquezas. Se obligó a reparar cualquier tipo de acción injusta. Zaqueo nos habla de la potencialidad del cambio de los poderosos. Zaqueo transitó de la prepotencia a la humildad. Zaqueo me acuerda de Enrique Álvarez Córdoba, presidente del Frente Democrático Revolucionario, FDR, de principios de los ochenta, rico ganadero que se jugó la vida por los pobres de El Salvador, que fue secuestrado y asesinado por los Escuadrones de la Muerte.
Un mensaje de liberación personal y social
Zaqueo nos indica que el mensaje de liberación personal y social de Jesús de Nazaret es para todos y todas. Jesús llama a los ricos y poderosos a compartir sus riquezas y abrirse a la solidaridad y la justicia. A la vez llama a los pobres y débiles a organizarse, educarse y movilizarse y abrirse a la resistencia y al pensamiento crítico.
Jesús de Nazaret supo ser diferente, no se sujetó a los patrones del mundo. Supo hablar desde los pobres a todos los sectores de la sociedad. Supo también convocar a nuestros corazones para recuperar la dignidad, la fe, el amor, la alegría y la esperanza.
Jesús vino a buscar a los que están perdidos, a los que no le encuentran sentido a sus vidas, a los que caminan sin rumbo, a los que sufren la soledad de la injusticia y la injusticia de la soledad, a los que se encuentran tristes y angustiados, faltos de esperanza, temerosos del hoy y del mañana.
El centro de los que sufren se encuentra en Afganistán
En la actualidad, el centro, el ejemplo máximo de los que sufren se encuentra en Afganistán, en un pueblo pobre y oprimido como el nuestro. Son miles de bombas las que caen diariamente sobre Kabul, Kandahar, sobre las ciudades y campos afganos.
Es la angustia de esperar cada día que los bombardeos no destruyan a sus familiares, ni sus casas, no maten a sus hijos e hijas, ni a sus ancianos y ancianas. Es la tristeza ante el cinismo de arrojar bombas y al mismo tiempo comida, y con los mismos colores. La lógica de la guerra es una lógica malvada e inhumana.
Hermanos y hermanas de Atiquizaya:
Debemos de orar y luchar porque concluya esta agresión contra el pueblo de Afganistán. Ha pasado ya casi un mes desde que iniciaron los bombardeos de esta guerra injusta; motivada por la venganza y no por el derecho. Debemos de solidarizarnos con el pueblo de Afganistán, no con los talibanes, pero sí con el pueblo de Afganistán, con sus sectores populares reprimidos y diezmados por la dictadura de los talibanes.
Debemos de tener el coraje de Zaqueo y subirnos al árbol de la dignidad, al árbol de la denuncia de lo que esta sucediendo, al árbol de la solidaridad, para poder ver a Jesús y que la Paz de Jesús prevalezca y nos anime a orar y a luchar para que haya paz y justicia en este mundo pecador.
Amén.
Atiquizaya
Predicación realizada por Rev. Roberto Pineda, en Jornada por la Paz en El Salvador y el Mundo, organizada por el Foro de la Sociedad Civil, la Asociación Zunca-Guajoyo y la Alcaldía Municipal de la ciudad de Atiquizaya, El Salvador.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario