sábado, 29 de diciembre de 2007

Jesús y las riquezas (II) 12-agos-01

JESUS Y LAS RIQUEZAS (II)

Reflexión sobre Lucas 12:32-48

Rev.Roberto Pineda*

Durante toda su vida, Jesús de Nazaret mantuvo vigente la preocupación sobre la influencia de las riquezas en los militantes de su movimiento.De diversas maneras, desarrolló una intensa lucha ideológica para educar a sus cuadros de dirección, sobre los riezgos de sucumbir ante esta peligrosa amenaza.

En el texto estudiado, existen tres ideas principales que se unifican alrededor de esta preocupación de Jesús: la denuncia del poder de la riqueza como mecanismo de opresión,la necesidad de mantenerse alerta frente a los ataques de los enemigos del reino de Dios y la responsabilidad del militante, frente al peligro de perder la perspectiva ,de abandonar la fe en la victoria de la causa de Jesús.

Vendan lo que tienen, y den a los necesitados.

Jesús les explica con claridad a sus seguidores que el Reino de Dios es un reino de justicia y no un reino de riquezas, como algunos suponían. Nuestro Señor conoce que la tentación del enriquecimiento personal,grupal o de naciones es muy fuerte y que esto provoca discordias, origina la explotación de los débiles por los poderosos, da lugar al derramamiento de sangre entre hermanos y a la opresión de las conciencias.

Donde esté tu riqueza,allí estará también tu corazón.

Jesús analiza con sus discípulos que "donde esté la riqueza de ustedes, allí estará también su corazón". Es por esto necesario que para los seguidores de Jesús, la riqueza no consista en la acumulación de bienes materiales sino en el compartir la alegría del anuncio del reino,en la comunidad de fe al servicio de nuestros semejantes. Eso significa que nuestro corazón deje de vibrar por nuestros intereses egoistas y sea un corazón entregado a la lucha por la justicia.

Estar en pie de lucha...

Les aconseja Jesús a sus militantes: "estén preparados, vestidos y con sus lamparas encendidas:"El enemigo con el que se enfrentan es poderoso y cuenta con múltiples recursos, y tratará de hacer uso de la sorpresa para golpear y destruir al movimiento.No hay que permitírselo. No hay que confiarse. No hay que dormirse. Es preciso mantenerse siempre en pie de lucha. Ese es el mensaje de Jesús.

Hay que estar despiertos, les insiste Jesús. Enfrentar la batalla de cada día. Resistir a los diversos ataques, derrotar las variadas estrategias. Es una lucha desigual, "ustedes son pocos",les dice Jesús, ya que los poderosos son los dueños de las riquezas del mundo.Hay que estar preparados a dar respuesta, a no ceder, a no capitular, a mantenerse firmes.

La tercera idea surge de la pregunta de Pedro y está relacionada con la responsabilidad del militante."A quien mucho se le da,también se le pedirá mucho"le responde Jesús. Aquellos y aquellas que han recibido y aceptado el llamado de Jesús han asumido un compromiso con el anuncio del Reino que es un honor y una responsabilidad."A quién mucho se le confía,se le exigirá mucho más" indica Jesús. Significa dedicar sus vidas a proclamar las buenas nuevas del reino de Dios, de la causa del Jesús crucificado y resucitado.

En El Salvador...

En nuestro país, debemos de reconocerlo con tristeza, el corazón de los poderosos palpita al calor de sus riquezas, de sus amplias mansiones y haciendas,de sus empresas y millonarios negocios,de sus afanes globalizadores. Es sorprendente como ni dos terremotos ni la sequía que estamos viviendo actualmente hayan logrado ablandar sus corazones y hacerles comprender la gravedad de la situación.Son mayordomos malvados como los de la parábola de Jesús. Se mantienen aferrados a sus privilegios ,a sus posiciones de poder y de riqueza. Mientras, la mayoría de la población se hunde en la pobreza y la marginación.

Y este es un país donde hubo una guerra de doce años para que existiera una frágil democracia y desaparecieran los escuadrones de la muerte. Es un país donde el futuro de los jovenes consiste en viajar ilegalmente para Estados Unidos, arriesgando la vida para conseguir un empleo.

Es también un país donde hubo un profeta llamado Monseñor Romero que predicó el Reino de Jesús y por eso fue asesinado. Es finalmente un país con un pueblo que sigue soñando y sigue luchando "con sus lamparas encendidas."

*Pastor de la Iglesia Luterana salvadoreña.

San Salvador, 12 de agosto de 2001

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