domingo, 30 de diciembre de 2007

Jesús y el derecho a la salud 26-agosto-01

JESUS Y EL DERECHO A LA SALUD
Reflexión sobre Lucas 13: 10-17
ReV. Roberto Pineda*

La salud y el bienestar de la gente fueron una de las preocupaciones principales enpensamiento y la acción de Jesús de Nazaret. Mientras los sectores dominantes -los delegados imperiales romanos y la dite religiosa judía- despreciaban y maltratabanlos excluidos, Jesús se preocupó desde el inicio de su ministerio en luchar por el derecho a la salud.

El texto seleccionado nos ensefía como Jesús enfrentó el problema de la salud. Nos encontramos a Jesús, en un sábado, enseñando en una sinagoga. Jesús se dedica de manera insistente a enseñar sobre los misterios del reino de Dios. Era una actividad permitida en el día de reposo, en el sábado. El contar con una día de reposo era una conquista revolucionaria de la generación que se insurreccionó en Egipto, de la generación de Moisés. Esto distinguía al pueblo judío de los demás pueblos, era una señal de su pasado rebelde, de su libertad.

Pero con el tiempo el sábado se fue convirtiendo en una tradición muy conservadora,la dite religiosa judía -los saduceos y los fariseos- lo rodeaba de un legalismo extremista, ya que no se permitía realizar ningún tipo de actividad. En este contexto, Jesús se encuentra con una mujer jorobada, enferma por “un espíritu maligno” desde hacía dieciocho años. Era una mujer que “no podía enderezarse para nada.” Una mujer marcada por el sufrimiento y la falta de esperanza. Iniaginémonos la escena, imaginémonos a Jesús y a esta mujer.

Jesús ve a la mujer, se comnueve su corazón ante el sufrimiento, la llama, lo mfts seguro es que nadie la llamaba, era sólo una cosa para los demás, le habla, le dirigepalabra, la trata. con cariño, con ternura, mira a sus ojos y le dice: “Mujer, ya estás libre de tu enfermedad.”

Y luego, Jesús puso sus manos sobre ella, se identificó con ella, le mostró calor humano, solidaridad. En respuesta la mujer se enderezó, recobró su dignidad, su categoría de mujer, y comenzó a alabar a Dios, agradeciendo su liberación.

El jefe de la sinagoga no pudo comprender lo que pasaba, el legalismo del sábado le bloqueaba, no pudo abrir su corazón a la misericordia, y reaccionó airado. Se atrevió a reclamarle a Jesús por esta curación. No pudo comprender que la salud, la vida de esta mujer era más valiosa que el respeto a una. costumbre, por más importante que esta fuera. Era un prisionero de la ley mosaica.

Jesús le respondió: ¡Hipócritas! Y les explicó como cualquier persona desata a su burro en día de reposo para llevarlo a tomar agua. Y si esto es aceptado, porque se le critica que a esta mujer se le “desate”en el dia de reposo.

Al fmal de esta pericopa, “sus enemigos quedaron avergonzados11 derrotados por la lógica de la solidaridad de Jesús, a la vez que “toda la gente se alegraba.” Durante toda. su actividad política-religiosa Jesús de Nazaret condenó a los que colocaban las leyes por encima de la vida de las personas.

En nuestra situación de país pobre, latinoamericano, en proceso de ser globalizado, es muy importante entender la visíón y la actitud de Jesús frente a la situación de salud de su pueblo. Su ejemplo nos señala el rumbo de nuestra acción como iglesias cristianas. Lo primero que observamos es que Jesús se conmueve ante la presencia de personas enfermas. No las rechaza ni las discrirnina, al contrario, las llama, las recibe en sus brazos.

Reconoce a la enfermedad como parte integral del sistema de dominación y reivindica el derecho de la gente a la salud. La salud de la gente forma parte de la liberación. Jesús establece una ruptura con todo tipo de legislación que legitime el dolor y la opresión de su pueblo.

Nuestros pueblos latinoamericanos, al igual que aquella mujer jorobada con la que se encontró Jesús, también están enfermos. Y nuestra enfennedad tiene su origen en gran parte en una historia de opresión y colonización iniciada hace quinientos años con la llegada de invasores españoles y portugueses. Son quinientos años de enfermedad. Quinientos años de opresión. Quinientos años de saqueo de nuestras riquezas, materiales y culturales. Quinientos años de sufrir la muerte de niños y nifia.s por falta de atención médica, por falta de medicinas, por el ataque de la desnutrición y los parásitos sociales.

En esta situación, Jesús nos convoca a la justicia, a la liberación, a desatar los lazos de la opresión, a enderezamos y recuperar la dignidad como lo hizo la mujer jorobada. Jesús nos exige comprometemos en la lucha por la salud, que es la lucha por la vida misma de nuestros pueblos. No debemos de sorprendernos que los enemigos de Jesús siempre reaccionan encolerizados, siempre amenazan con la represión, no estan dispuestos a perder sus privilegios.

Pero toda la gente se alegraba!Jesús es el campeón de la esperanza. Jesús es el heraldo de la alegría para todos aquellos y aquellas que sufren. Jesús nos revela que la ‘ida y por lo tanto la salud es el bien supremo. Jesús nos convoca a luchar por la vida.

*pastor de la Iglesia Luterana salvadoreña.San Salvador, 26 de agosto de 2001

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