Hechos 2:1-13
En un mundo globalizado donde impera el discurso único del imperio único, la celebración cristiana de Pentecostés en todo el mundo, es una poderosa amenaza, porque reivindica la alegría de la diversidad, de una humanidad diversa y plural, de un Pueblo de Dios libre y digno, creado a su imagen y semejanza.
La experiencia de Pentecostés es una experiencia de liberación y de rebeldía. Es un acontecimiento que nos enseña a confiar en un Dios que se manifiesta a los humildes y excluidos y se hace presente en las luchas por la paz y la justicia.
Lucas nos relata con lujo de detalles la forma como el Movimiento Popular de Jesús de Nazaret recibió el Espíritu Santo, con lenguas de fuego y las reacciones de sus enemigos , acompañadas por la burla y la incredulidad.
El Espíritu Santo se manifiesta con la fuerza de la naturaleza, como un trueno, como un gran ruido que venía del cielo, como un viento fuerte que hace oir su voz,como lenguas de fuego...
Un gran ruido que venía del cielo...
El poder de Dios es avasallador, nos sorprende, nos impresiona, nos atemoriza, porque descubre nuestra fragilidad, nuestra vulnerabilidad, nuestra humanidad...
Se les aparecieron lenguas como de fuego repartidas sobre cada uno de ellos...
Dios nos distribuye fortalezas y debilidades, virtudes y defectos, temores y audacias. Cada uno de nosotros tiene fuego en el corazón, lenguas de fuego encendidas o apagadas según vivamos de pie o de rodillas. Jesús puso fuego en nuestros corazones para amar y luchar, para perdonar y orar.
Y todos quedaron llenos del Espíritu Santo...
El Espíritu Santo nos hace sentirnos seguros, nos entrega la confianza en la victoria de nuestra causa, nos proporciona la fuerza para caminar y caminar sin rendirnos, la claridad para no perder el rumbo, la alegría del seguimiento.
Y comenzaron a a hablar en otras lenguas...
Hablar en otras lenguas es un desafío cultural, comprende entender otras mentalidades diferentes, tolerar otros criterios, aceptar otras visiones, abrirse a lo nuevo. Hablar en otras lenguas es lo contrario de la globalización neo-liberal que pretende imponernos un sólo lenguaje. Nos manifestamos por la globalización de la justicia, que promueve la diversidad lingüística, cultural y religiosa.
En este campo, en nuestro país enfrentamos el desafío de recuperar el nahuat, la lengua de nuestros antepasados, que fue reprimida y prohibida por el discurso único en español. Así mismo como Iglesia de Pentecostés enfrentamos el reto de dialogar con los sacerdotes y sacerdotizas indígenas, y evitar el discurso único cristiano. Y también, aquí y ahora en El Salvador hablar con los musulmanes, con la comunidad israelita, con la comunidad de la Fe Bahai. Son nuestros desafíos.
La gente no sabía que pensar...
La organización y la dignidad de los oprimidos siempre sorprende a los opresores. La resistencia de nuestros indígenas en 1524 sorprendió a los invasores, a los conquistadores ibéricos. La guerra popular revolucionaria de 1980 a 1992 sorprendió a la oligarquía y a las fuerzas armadas. El relanzamiento del Movimiento Popular de Jesús de Nazaret a partir de Pentecostés sorprendió a los romanos, pero también a a los saduceos y fariseos.
No se lo esperaban. Confiaban en que la fuerza del terror detuviera al Espíritu de resistencia. Pero la Palabra es más fuerte que el temor. Y la esperanza y la lucha siempre anida en los corazones de los que sufren y sueñan.
Qué significa todo esto?
La ideología dominante, el discurso único del imperio único, no puede concebir la resistencia de los oprimidos. Y se sorprenden de Seattle, de Washington, de Génova, de Doha, de Barcelona, de los miles de manifestantes en Madrid la semana pasada; su arrogancia intelectual les nubla la visión y no comprenden que otro mundo es posible, el mundo de la solidaridad y de la amistad entre las naciones.
Algunos se burlaban...
Cuando surgieron los primeros brotes guerrilleros en nuestro país, a principios de la setentas, muchos se burlaban, incluso dentro de la misma izquierda ¿Cómo se va a derrotar el ejército salvadoreño que tiene armas, cuarteles, aviones y la ayuda norteamericana? Es un suicidio enfrentársele se decía. Pero hubo una guerra de doce años y los grupos guerrilleros se transformaron en un ejército insurgente. Lo poco se convirtió en mucho.
Cuando el Movimiento Popular de Jesús de Nazaret reinició sus acciones evangélicas, de organización y de denuncia, muchos se burlaban, incluso dentro de los mismos discípulos.
¿Cómo se va a enfrentar al imperio romano, con todas sus legiones y colonias, con todo su poder? es una causa fracasada decían, de ilusos. Pero el grupo de seguidores de Jesús, impulsados por el Espíritu Santo, creció hasta abarcar toda la tierra, y sigue vivo, con todas sus contradicciones, proclamando la Palabra del subversivo que murió en la cruz. Amén.
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