domingo, 6 de enero de 2008

Jesús rechazó la música romana 7-julio-02

Reflexión sobre Mateo 11: 16-19,25-30

El proyecto histórico revolucionario encabezado por Jesús de Nazaret fue sistemáticamente deslegitimado e incluso ridiculizado por los sectores poderosos de su tiempo. Algunos de estos lo acusaron de autoritario, mientras otros de inmoral y de favorecer al imperio romano con su doctrina.

El propósito de las autoridades judías y romanas era el de confundir a la población, y evitar que las ideas de liberación de Jesús fueran escuchadas y ganaran el apoyo de los sectores populares. Con este fin hicieron uso de la propagación de rumores y falsedades.

Los textos seleccionados de Mateo nos revelan la intensidad de la lucha ideológica que existía y la reacción de los poderosos, ante el avance del mensaje y del movimiento liberador de Jesús de Nazaret.

¿A qué comparare la gente de este tiempo?

Jesús no se hizo ilusiones sobre la respuesta que podía esperarse de los sectores dominantes frente al movimiento liberador. Explicó y denunció que estos sectores, en defensa de sus intereses iban a recurrir a la mentira, o a tratar de mediatizar y al fin de cuentas, a la violencia y la represión contra el Movimiento Popular. Así había sido en el pasado y lo más seguro, así iba a seguir siendo en el futuro. Me viene a la memoria el presidente chileno Salvador Allende.

Tocamos la flauta, pero ustedes no bailaron...

Los poderosos suponen que los débiles siempre responderán al sonido de su flauta y se pondrán a bailar. Cuando esto no sucede se sorprenden como niños. Esto les sucedió con los profetas y con Jesús. Pensaban seducirlo, fascinarlo, cautivarlo, encantarlo con el sonido de la flauta romana. Y no les dio resultado. El Movimiento de Jesús no bailó cuando tocaron la flauta del imperio romano.

Lo mismo les sucede a los actuales globalizadores de la pobreza, los del G-8 piensan que con su fuerza y control sobre el planeta podrán poner a los pueblos a bailar al ritmo de su flauta y se equivocan. Y se sorprenden frente a Seattle, frente a Génova, frente a Sevilla, frente a la respuesta de los pueblos ante la globalización neo-liberal. Frente a la protesta del espíritu que es la protesta de Dios.

Cantamos canciones tristes, pero ustedes no lloraron...

Los poderosos esperan que cada vez que se les antoje que los débiles estén tristes y lloren, estos lo hagan. Pretenden imponer sus conceptos de tristeza en el marco de su discurso único. Se sorprenden cuando los excluidos lloran únicamente por sus muertos, con el puño en alto y exigiendo justicia. El Movimiento de Jesús no lloró cuando tocaron las canciones tristes de los opresores.

Jesús denunció como los sectores dominantes judíos y romanos, en un afán de defender sus privilegios, rechazaron y ridiculizaron el mensaje de Juan el Bautista y decidieron asesinarlo, acusándolo de "tener un demonio."

De la misma forma, acusaban a Jesús de glotón y bebedor, en un esfuerzo por evitar que continuara realizando reuniones en casas de simpatizantes, e incluso divulgaron el rumor de que era amigo de "los que cobran impuestos para Roma" para sembrar dudas sobre su firme posición antimperialista.

La sabiduría de Dios se demuestra por sus resultados...

Los sectores populares escuchaban, respetaban y seguían a Jesús y su Movimiento porque este había demostrado en la práctica, no sólo en la teoría, su consecuencia en la defensa de los intereses populares, y era precisamente esta práctica, este compromiso, lo que constituía "la sabiduría de Dios."

Vengan a mí todos ustedes que están cansados de sus trabajos y cargas...

Jesús observaba triste y sorprendido las penalidades y sufrimientos de los pobres. Era una vida muy dura la que llevaban en un mundo muy cruel e injusto. Jesús se rebeló contra esta situación y abrió su corazón a los humildes, a los que "están cansados de sus trabajos y cargas."

Y yo los haré descansar...

Y los invitó a descansar. Descansar de sus sufrimientos y aflicciones. Oigase bien, descansar. No les ofreció eliminar, resolverles sus problemas. Eso les correspondía a ellos. Jesús trata con respeto y dignidad a sus hermanos.

El yugo que les pongo y la carga que les doy a llevar son ligeros...

Jesús ofrece la ternura y la amistad en un mundo dominado por la crueldad, la ingratitud y el egoísmo. Jesús nos ofrece una mano fraterna que nos acompaña en los momentos difíciles y en las alegrías. Jesús nos invita a la lucha, a la esperanza.

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