lunes, 7 de enero de 2008

Jesús delibera con sus discípulos 23-agosto-02

Mateo 16: 13-20

La consulta permanente con sus discípulos y el conocimiento de los estados de ánimo de la gente fueron aspectos fundamentales de la práctica política de Jesús de Nazaret. Jesús creía firmemente en la deliberación. Estaba consciente que en los pensamientos y actitudes de la gente coexistían visiones encontradas,dudas, conflictos, temores, esperanzas, huellas de sufrimiento y destellos de alegría, ideas de conformismo y de rebeldía entremezcladas,ocultas, reprimidas.

Jesús comparaba la opinión de la gente con la opinión de su militancia. Esto le permitía medir el grado de influencia alcanzado por su mensaje liberador, así como los desafíos existentes, lo que faltaba de caminar. Para Jesús el reino de Dios no podía ser una imposición ni tampoco una concesión. Había que construirlo con un pueblo conscientizado, seguro de sí mismo, liberado. Y a esta tarea dedicó su vida de caminante, de predicador, de poeta de la liberación.

En este pasaje bíblico se nos describe una conferencia de Jesús con sus discípulos y se delibera sobre tres aspectos: la consulta a la gente sobre la identidad real de Jesús, la respuesta de Pedro, que sorprende al mismo Jesús, y finalmente, la declaración y confesión de su mesianidad, junto con la solicitud de guardar reserva sobre este asunto.

Cuando Jesús pregunta a sus militantes sobre la opinión de la gente con respecto a su identidad, la respuesta es que lo consideran un profeta, unos lo comparan a Juan el Bautista, otros a Elías, y otros a Jeremías. Un profeta es en Israel de ese tiempo alguien que recibe la tarea divina de denunciar la opresión y anunciar la liberación. Pero Jesús era más que un profeta.

Y su militancia lo intuía, no lo sabía, lo sospechaba. Pedro se adelantó y le dijo: "tu eres el Mesías, el Hijo del Dios viviente. "Entre profeta y Mesías hay una diferencia básica. El profeta es el mensajero, el Mesías es el mensaje, el que conduce a la liberación. La gente necesitaba avanzar hacia esta comprensión de Jesús. Ese era el desafío para el Movimiento Popular de Jesús.

A Jesús mismo le extraña esta respuesta. Es una respuesta que le ayuda a comprender su misión. Le ayuda a clarificar su rol. Pero que necesita masticarla y digerirla. A continuación Jesús felicita y acepta la tesis de Pedro y sus discípulos, -aunque necesita reflexionarla mucho más- y le indica a Pedro que se prepare para lo que viene y a sus discípulos, que esta información sobre su mesianidad, debe ser por el momento compartimentada, para evitar la represión de los romanos.

Desde la tormenta...

Siempre existen diversas visiones sobre los fenómenos sociales. En el tiempo de Jesús como en la actualidad. Y es por esto importante distinguir con claridad cuales visiones contribuyen a contruir el reino de Dios y cuales contribuyen a destruir el reino de Dios. Jesús nos enseñó a hacer esta distinción.

Destruir el reino de Dios equivale a impulsar proyectos que niegan la dignidad del ser humano, que lo oprimen, lo excluyen, lo aplastan. Estos proyectos pueden ser de naturaleza económica, política, social e incluso religiosa.

Una amenaza de este tipo ha surgido la semana pasada en El Salvador. El Congreso, dominado por la derecha política, aprobó la Ley de Defensa Nacional, que faculta a la Fuerza Armada, a los militares, para exigir información sobre seguridad nacional a cualquier ciudadano. El negarse a facilitar esta información es castigado con cárcel.

Es una ley profundamente antidemocrática, que atenta contra el estado de dercho y pone en peligro los avances democráticos logrados por medio de los Acuerdos de Paz de 1992. Su propósito es justificar la represión contra el movimiento popular. Crear un mecanimso jurídico que legitime la violación de los derechos humanos.

Esta Ley de Defensa Nacional es una amenaza contra el reino de Dios que debemos de enfrentar. De no hacerlo, nuestra sociedad se orienta cada vez más hacia un modelo autoritario, que conducirá seguramente a mayores niveles de confrontación social. Que el espíritu del Hijo de Dios viviente nos de la fuerza para la protesta, para salir a las calles y denunciar este nuevo atropello a las libertades ciudadanas. Amén.

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