domingo, 6 de enero de 2008

Jesús y la organización de los excluidos 18-junio-02

Reflexión sobre Mateo 9: 35-38

Jesús de Nazaret, el rebelde que se opuso a la globalización romana, se lanzó con todas sus energías a la organización de los excluidos. Entendió que mediante la organización , los sectores populares podían defender sus derechos, recuperar su dignidad y enfrentar la opresión política y religiosa.

En el texto seleccionado, Mateo nos describe cuatro aspectos de la actividad política de Jesús. Este visitaba las poblaciones, enseñaba en las sinagogas, proclamaba el reino de Dios y curaba a los enfermos. Son cuatro facetas claves de la praxis liberadora de Jesús, que siguen desafiando a nuestras iglesias.

Jesús recorría las poblaciones...

Jesús de Nazaret no se sentó a esperar que llegara el reino de Dios y que luego vinieran a buscarlo para declararlo mesías. Al contrario, combino la lucha de masas con la lucha ideológica, la lucha política con la lucha social. Se preocupó por establecer una estrategia de lucha que priorizaba el trabajo de campo, el caminar, el reclutamiento permanente de militantes, coincidía con Machado que "se hace camino al andar."

Jesús enseñaba en las sinagogas...

Las sinagogas eran los templos de culto y enseñanza religiosa, que existían en las diversas poblaciones, y donde los judíos se congregaban los sábados. Jesús utiliza estos espacios religiosos para divulgar su mensaje. Posteriormente, el Movimiento de Jesús se ve obligado a abandonarlos y establecer sus propios centros de culto y enseñanza, las iglesias. Lo importante es el hecho que Jesús dedicó parte importante de su tiempo a la enseñanza, dentro de las sinagogas y al aire libre, con las multitudes, en mítines públicos.

Jesús anunciaba el reino de Dios...

En una situación de mucha apatía y desilusión, como la que vive hoy El Salvador, en la que no se percibía ninguna salida a la dominación romana, la cual aparecía como invencible, de la misma forma que hoy se ven a los Estados Unidos, Jesús encendió la llama de la esperanza. Y Jesús recorría las poblaciones proclamando sin lugar a dudas: otro mundo es posible! Hay que luchar por el reino de Dios! Y les plantea un camino, una idea, una esperanza.

Jesús curaba a los enfermos...

Jesús no se limitó únicamente a hablar de liberación, sino que acompañó sus palabras con hechos políticos, dedicó parte sustancial de su tiempo a enfrentar las consecuencias materiales, físicas de la opresión, que se manifestaban en enfermedades, hambre, falta de vivienda y de vestido.

Al ver Jesús a la gente, sus rostros cansados, sus ojos llorosos, sus miradas angustiadas, se apoderó de su espíritu un sentimiento de indignación, de cólera frente a tanta injusticia, de tristeza por la profundidad del egoísmo en los corazones, de solidaridad con esta gente que sufría y buscaba una esperanza, de una firma convicción en la necesidad de luchar hasta terminar con esta situación de pecado.

Observó a sus discípulos y relacionó la magnitud de la tarea de liberación popular con los escasos medios disponibles: un puñado de pescadores y artesanos, contra un imperio rico y poderoso. pero no había que desfallecer. Había que tener confianza en la victoria. No obstante esto, reflexionó: "la cosecha es mucha, pero los trabajadores son pocos."

Y rápidamente agregó: "por eso, pidan ustedes al Dueño de la cosecha, que mande trabajadores a recogerla." O sea la clave para superar la situación de debilidad y enfrentarse al imperio romano radica en la confianza en que Dios va a acompañar y va a proveer los medios para la causa, hay que fortalecer por lo tanto la fe y caminar, construir, crear, soñar, avanzar, luchar...

En nuestro país, los rostros de las niñas y los niños que están muriendo del dengue nos llenan de indignación, de cólera frente a tanto despilfarro de recursos y a la vez tan pocos hospitales, tan pocas medicinas, tan poca atención de salud, es triste comprobar como esta civilización neo-liberal valora más las ganancias que las necesidades de la gente.

Es por esta razón, que pedimos al Dueño de la cosecha que nos ayude para que surjan nuevos luchadores y luchadoras sociales que asuman el compromiso de luchar y el desafío de soñar en un mundo nuevo, donde la felicidad de los niños y las niñas sea la prioridad de nuestras vidas. Amén.

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