sábado, 5 de enero de 2008

Nicodemo y la conversión de los poderosos 24-feb-02

NICODEMO Y LA CONVERSION DE LOS
PODEROSOS
Reflexión sobre Juan 3: 1-17

Jesús de Nazaret tuvo siempre claro que para fortalecer su Movimiento Popular era necesario atraer o neutralizar a personas o sectores de los grupos dominantes, fueran estos judíos del aparato de dominación ideológica o romanos del aparato de dominación militar y política.

Y es que hubieron personas dentro de la dirección del partido de los fariseos, que se sintieron atraidos desde un inicio por la predicación de la venida del reino de Dios. Y asumiendo diversos riesgos, buscaron el contacto con Jesús en dificiles condiciones de clandestinidad.

Lo mismo sucedió durante el desarrollo de nuestro conflicto armado(1980-1992). Como Iglesia fuimos testigos de como sectores empresariales y políticos buscaban el contacto directo dentro y fuera del país con la insurgencia.

Una de estas personas fue Nicodemo. Considerado como un destacado intelectual orgánico de los fariseos, logró captar la autenticidad de Jesús de Nazaret y de su mensaje y decidió romper con todos sus esquemas e intereses, y lanzarse al seguimiento de Jesús.

Este texto narra precisamente la sorpresa de Nicodemo ante el contenido del mensaje de Jesús. Nos describe un diálogo entre Jesús y Nicodemo. Nicodemo necesitó romper con sus presupuestos mentales y abrirse a un cambio de pensamiento y de actitud ante la vida. Nicodemo tuvo el coraje y la humildad de aceptar el desafio de cambiar y sacrificar una posición establecida, con prestigio y privilegios, por la conversión a la buena nueva del reino de Dios.

Nicodemo se atrevió a conocer a Jesús. Y aunque lo visitó “de noche”lo hizo con el corazón emocionado y ansioso por este encuentro que, lo presentía, iba a cambiarle la vida. Nicodemo saludó a Jesús diciéndole: “Maestro, sabemos que Dios te ha enviado a enseñarnos.”

Jesús le responde: “te aseguro que el que no nace de nuevo no puede ver el reino de Dios.”La respuesta de Jesús lo deja pasmado. No la comprende. La lógica de Jesús era la lógica del cambio, de la revolución. La lógica de Nicodemo todavía era la lógica del sistema, de lo establecido. Eran posiciones irreconciliables.

Nicodemo responde asustado: “y cómo puede uno nacer de nuevo cuando ya es viejo.” O sea como se puede cambiar, transformar nuestros estilos de vida y de pensamiento, cuando ya tenemos una posición establecida en la sociedad, y mucho más, cuando se pertenece a los sectores “favorecidos” de la sociedad, a los poderosos, como Nicodemo.

Jesús me imagino que lo habra visto con mucha ternura, de la misma forma que vió al joven rico que le preguntó por la salvación, y con mucha paciencia le explicó a Nicodemo que “el que no nace del agua y del espíritu, no puede entrar en el reino de Dios.” De manera que si quiere pertenecer al Movimiento de Jesús debe cambiar su manera de ver la realidad y entender que en el universo todo cambia, todo está en constante movimiento, la vida de las personas, la historia de la sociedad, la misma iglesia.

Jesús le comparte que “el espíritu sopla por donde quiere, y aunque oyes su ruido, no sabes de dónde viene ni a dónde va. Así son también todos los que nacen del espíritu.” El espíritu había soplado sobre Nicodemo. El espíritu sopla sobre todos nosotros y nosotras. Nicodemo tenía a partir de ese momento una misión, trabajar por ver y entrar en el reino de Dios.

Y finaliza Jesús explicándole que “ Dios amó tanto al mundo que dió a su Hijo único, para que todo aquel que crea en él no muera, sin que tenga vida eterna.” Aceptar esto para Nicodemo era dificil ya que significaba romper con todo lo que había aprendido y enseñado durante toda su vida, equivalía a empezar de nuevo, a nacer de nuevo.

Cuando aceptamos a Jesús, tenemos que vivir la misma experiencia que Nicodemo. Tenemos que romper con todo aquello que contribuye a la opresión en nuestra familia, en nuestra iglesia, en nuestra comunidad y abrirnos a la justicia del reino de Dios. A veces este proceso puede ser doloroso,dependiendo de cuan estrechos son nuestros vínculos con el poder o la riqueza de este mundo.

En El salvador han habido personas que como Nicodemo se atrevieron a romper con las paredes de su clase social o grupo de poder. Tuvieron la audacia de establecer puentes con los excluidos y con la lucha por la justicia y la democracia.

Viene a mi memoria el ganadero Enrique Alvarez Cordoba, que en los setentas, entregó su hacienda a los trabajadores para que la convirtieran en cooperativa; el coronel Benjamin Mejía que en 1972 se levantó en armas desde su cuartel contra la dictadura militar; el arzobispo de San Salvador, Monseñor Oscar Arnulfo Romero, que se atrevió a denunciar las injusticias y a ser voz de los sin voz.

Los tres ellos tenían el espíritu de Nicodemo que es el espíritu de Dios.

Rey. Roberto Pineda
San salvador, 24 de febrero de 2002

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