Mateo 14: 22-33
Jesús decidió caminar sobre el mar de las luchas sociales, sobre el agua del dolor y la esperanza de su pueblo oprimido. Lo hizo con la seguridad que era la única forma de cumplir con la voluntad de su Padre. Lo hizo identificándose con los más humildes y denunciando el egoísmo de los poderosos. Lo hizo con plena conciencia de los riesgos que implicaba esta decisión.
La necesidad de caminar sobre el agua no fue comprendido ni por sus seguidores más cercanos. Todos esperaban que Jesús caminara sobre alfombras o sobre nubes, con los poderosos de la tierra y con los poderosos de los cielos. Jesús fue diferente, mejor decidió subir montañas y caminar sobre las aguas. Una decisión política.
El decidió recorrer los caminos de Galilea y de Judea y cruzar los lagos para reunirse con la gente, fue para reunirse con sus militantes que caminó sobre el agua. No fue un acto de magia. Los intereses de Jesús no se movían por el protagonismo social, sino por la lucha por la liberación. El caminó la tierra y el agua con un solo propósito: anunciar el reino de Dios.
En el texto reseñado, observamos cuatro facetas de la actividad política de Jesús de Nazaret: en primer lugar, su práctica de oración, luego, su decisión de caminar sobre el agua, después, su invitación a Pedro para caminar sobre el agua y por último, su disposición a ayudarnos en todo momento, principalmente en los momentos que más lo necesitamos.
Jesús subió a un cerro para orar a solas
Nos encontramos a Jesús que sube a la montaña para orar. Jesús practica la oración como necesidad vital. Se alimenta, bebe, descansa y vive desde la oración. Adquiere nuevas fuerzas que le permiten continuar el viaje de la vida y de la lucha. Jesús es oración y la oración es Jesús.
Jesús camina sobre el agua
Mientras Jesús ora en la montaña, sus discípulos suben a una barca para cruzar un lago. Un viento fuerte provoca que las olas azoten la barca, y los discípulos temen por su vida, es de noche. En la madrugada, Jesús va hacia ellos caminando sobre el agua. Ellos se asustan al verlo y gritan llenos de miedo.
Los discípulos no reconocen a Jesús. Piensan que es un fantasma. El miedo los había dejado ciegos. Cuando el miedo se apodera de nuestras vidas no podemos ver, no podemos pensar. Jesús se dirige hacia ellos en medio del fuerte viento , toma la iniciativa de buscarlos aunque tenga que caminar sobre las aguas.
Jesús les dice: ¡tengan valor, soy yo, no tengan miedo! Jesús les hace un llamado a vencer el temor, a derrotar el miedo y a reconocerlo. Cuando Jesús esta presente no hay razones para temer.
Pedro bajó de la barca y comenzó a caminar
Pedro se atreve a responderle y decide ir a su encuentro. Es un acto de fe. Y Pedro comenzó a caminar sobre el agua en dirección a Jesús. Antes Jesús había caminado hacia ellos. Ahora Pedro caminaba hacia Jesús.
Pero al notar la fuerza del viento, Pedro vacila, tiene miedo, le tiemblan las piernas y también le tiembla el corazón, y comenzó a hundirse. Esto nos sucede frecuentemente. Decidimos caminar hacia Jesús, empezamos a hacerlo, pero luego vacilamos y retrocedemos, nos hundimos de nuevo en la indiferencia y el acomodamiento.
Jesús lo tomó de la mano
Al comenzar a hundirse, Pedro le gritó a Jesús que lo salvara. Y Jesús lo tomó de la mano. Jesús siempre nos toma de la mano cuando nos estamos hundiendo, si se lo pedimos, y la mayoría de veces, sin que se lo pidamos.
En cuanto subieron a la barca, se calmó el viento
Al subir a la barca, Jesús se reunió de nuevo con sus seguidores. Estaban de nuevo juntos, eran una comunidad de fe y de vida, un movimiento de lucha y esperanza. Cuando se esta unido, es posible calmar el viento de la represión, el viento del consumismo, el viento de la globalización neo-liberal.
En nuestras vidas, atravesamos por momentos en los que las olas azotan nuestra barca, y sentimos el ruido del fuerte viento que nos golpea el rostro y sentimos miedo, mucho miedo. Y como los discípulos, no reconocemos a Jesús cuando camina hacia nosotros, cuando camina sobre el agua.
Y lo único que Jesús nos pide es que tengamos valor, que no tengamos miedo. Jesús nos invita a caminar sobre el agua del compromiso y de la lucha. El siempre nos acompaña.
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