Reflexión sobre Juan 10:1-11
"El Señor es mi pastor,
nada me faltara,
me hacer descansar en verdes prados…"
Salmo 23
Jesús de Nazaret decidió ser pastor. Esta fue una decisión fundamental que marcó el rumbo de su vida y determinó su muerte y resurrección. Pudo haber sido muchas cosas, pero él decidió ser pastor.
Sus discípulos le llamaron de diferentes maneras, durante su vida y después de su resurrección, pero él se llamó a sí mismo pastor. Sus enemigos también le calificaron de hereje y de subversivo, pero él se llamó a sí mismo pastor. Incluso nunca se llamó a sí mismo carpintero, aunque pudiera haberlo hecho por su padre José.
Algunos de sus discípulos hubieran preferido otros títulos más adecuados a los propósitos e intereses que ellos perseguían. El título de Mesías, de rey, les agradaba mucho. Y mucho después de su muerte se le llamó rey de reyes. Con esto se pretendía describir su gloria, su poder, su divinidad.
Es Juan el que nos comparte esta importante faceta de la vida y del mensaje de Jesús. El texto seleccionado es el conocido discurso sobre el Buen Pastor y sobre los ladrones y los bandidos, que manipulan el nombre de Dios.
El lenguaje utilizado en el texto es fuerte porque la denuncia que hace es fuerte. El lenguaje es enérgico porque esta polémica es fundamental. De vida o muerte. No se pueden hacer concesiones. Jesús acusa a sus enemigos, a los saduceos y fariseos, de ser "ladrones y bandidos", porque predican doctrinas que justifican el sistema de opresión, y utilizan la religión para adormecer las conciencias y sembrar el temor.
Jesús define categóricamente la naturaleza del pastor: "el que entra por la puerta es el pastor que cuida las ovejas." Describe sus funciones: llamar a cada oveja por su nombre, sacarlas del redil y caminar delante de ellas. Las ovejas lo siguen porque reconocen su voz. Le tienen confianza. En cambio, rechazan la voz de los desconocidos.
Jesús les aseguró que "yo soy la puerta por donde pasan las ovejas." Y de nuevo reitera la denuncia implacable: "todos los que vinieron antes de mí, fueron unos ladrones y bandidos". Ladrones y bandidos es el término utilizado para calificar a los que pervierten la radicalidad del evangelio y lo transforman en un ritual intrascendente y alienante.
Con mucha autoridad explica que "el ladrón viene solamente para robar, matar y destruir". Solamente para robar las ilusiones de justicia, para privatizar los sueños, para matar el espíritu de rebeldía y de resistencia de los pueblos oprimidos, para destruir a esperanza y condenarnos a un infierno donde se castiga a los pobres y a los débiles.
"Pero yo he venido para que tengan vida y para que la tengan en abundancia", proclama Jesús. El se manifiesta por la vida y por una vida en abundancia. Este es el sueño, esta es la bandera, esta es la esperanza de las comunidades cristianas que se enfrentan a ladrones y bandidos que pretenden aplastarlas y que nos obligan a vivir en un mundo que le rinde culto a la fuerza de los poderosos, a la seducción del mercado.
"Yo soy el buen pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas." Jesús dijo dar la vida por las ovejas, no trasquilar a las ovejas. Jesús fue totalmente claro. El compromiso de ser pastor incluye como requisito básico la disposición de dar la vida por la congregación, por el pueblo de Dios. No se trata de administrar rituales o de ser estrella del mundo del espectáculo religioso, sino de dar la vida. Este es el desafío para seguir a Jesús. Los que se niegan a seguir este camino, no son pastores, son ladrones y bandidos.
En la actualidad, en muchas iglesias se nos presenta a un Jesús desfigurado, clonado en diligente empresario, en CGO de corporación transnacional, y los templos se han transformado en gigantescos estadios donde se presentan , con luces y sonidos refulgentes, espectáculos religiosos, al mejor estilo de Michael Jackson o de los Rolling Stone. Y ya no existen seguidores de Jesús, tratando de llevar ala práctica su mensaje de liberación, sino pasivos espectadores, fans de predicadores rubios, consumidores de circos religiosos.
Jesús de Nazaret, el que murió en la cruz y el que resucitó decidió ser pastor.Pudo pero no quiso ser rey, ni sacerdote, ni doctor de teología, ni estrella de rock, ni general de cinco estrellas, ni dueño de circo, ni presidente de banco, ni empresario explotador de trabajadores. Jesús decidió ser pastor.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario