Hermanos y hermanas,
Reciban un evangélico saludo de la Iglesia Luterana Salvadoreña y de nuestro Obispo, Dr. Medardo Gómez.
El libro del Apocalipsis nos habla de una multitud vestida de blanco (Apocalipsis 7:9). Una multitud vestida de blanco. Y nosotros hemos visto a esa multitud vestida de blanco, hemos marchado con ella, con esa multitud vestida con gabachas blancas. Esa multitud ha estado presente en la primera, en la segunda, y en la tercera Marchas Blancas. Sí, hemos caminado por las calles de San Salvador en tres ocasiones y mañana caminaremos por Santa Ana. Juan pudo visionar y hablar sobre la lucha del gremio médico. La Biblia nos habla sobre la lucha de los médicos salvadoreños.
La Biblia como verdad revelada de Dios. Nos sirve y nos debe de servir para entender y transformar la vida. Precisamente para eso fue escrita. La Biblia es un esfuerzo para que entendamos lo que esta pasando y porque esta pasando, para comprender la vida de nuestras comunidades y los intereses que están presentes en su caminar. La Biblia nos sirve para orientarnos.
Dentro de los libros de la Biblia sobresale por su mensaje el Apocalipsis. Es importante por lo tanto entender el Apocalipsis. Y es que resulta que en muchas de nuestras iglesias evangélicas, lamentablemente nuestros pastores utilizan el Apocalipsis para confundir, para enredar, para distorsionar el mensaje de liberación de nuestro Señor Jesucristo.
Pero el Apocalipsis es un libro que fue escrito como testimonio de lucha, como herencia de rebeldía, como un documento de denuncia política contra el imperio romano. Es un alegato contra la opresión. El Apocalipsis nos hable de la resistencia de las primeras comunidades cristianas que se enfrentaron a la globalización romana.
En esa época había mucho autoritarismo y mucha represión y mucha persecución. El imperio romano oprimía a los pueblos pobres del Mediterráneo, los amenazaba con invadirlos, con agredirlos, con aplastarlos, como en la actualidad se hace contra el pueblo de Irak. El Cesar, el rey, decretaba leyes injustas y las imponía, su voluntad era la ley.
Y hoy todavía sigue existiendo el autoritarismo. En nuestro país también se pretende imponer leyes injustas, como la privatización de la salud, y se amenaza con la represión a los que protestan. Esta es la conducta autoritaria de Domiciano Pérez Flores, de nuestro presidente, que defiende los intereses de minorías poderosas y abandona a la mayoría de la población, que dice no a la privatización de la salud.
Pero también en Roma como en El Salvador había lucha. Allá lucharon los esclavos y acá luchamos los ciudadanos. En Roma existía la lucha de las primeras comunidades cristianas. Había rebeldía, había resistencia. Se acuerdan de Espartaco. Había Entonces la certeza que ese imperio que parecía invulnerable, todopoderoso, indestructible, sería al final derrotado por la fuerza de la lucha de los pueblos, por su espíritu combativo. Y sucedió.
Había lucha y cuando hay lucha hay esperanza. Y también nosotros acá luchamos, estamos en pie de lucha desde el 18 de septiembre y no vamos a ceder, no vamos a claudicar en nuestra justa demanda de evitar la privatización de la salud.
Hermanos y hermanas,
Hay cuatro aspectos de esta lucha evangélica por la salud y la vida que deseo rescatar, como importantes contribuciones de estas "multitudes vestidas de blanco" a la lucha contra los dragones de la privatización y el monstruo neo-liberal, para seguir utilizando el lenguaje de Juan.
El primer aspecto es que los médicos, al igual que el evangelista Juan, tienen una visión. Una visión de justicia y de liberación. Esa misma visión nos inspira y nos impulsa a la lucha. Compartimos con el gremio médico una visión de un sistema público de salud que proteja a la población, que sea preventiva, que nos haga fuertes y sanos como pueblo. Una visión democrática y popular de la salud.
El segundo aspecto es la resistencia. La visión surge desde la resistencia al modelo predominante. Se le ha hecho frente a la situación. El gremio médico ha resistido múltiples pruebas, desde las amenazas, los descuentos salariales, la campaña de desprestigio, hasta la represión. Pero los sectores dominantes no han podido ni podrán arrodillar a este movimiento.
El tercer aspecto es que los médicos en su lucha han estado rodeados del cariño y de la solidaridad popular. Esto es muy valioso y una perla de gran valor. Este movimiento ha gozado de mucha legitimidad. En un momento de mucha confusión, hemos creído en la palabra de los médicos. Y es clave mantener esta relación entre médicos y sociedad civil. La lucha del gremio médico no podrá ser derrotada si se mantiene unida, acompañada, rodeada de apoyo popular.
Y el último aspecto es la esperanza. Esta lucha nos ha dado esperanza como pueblo. Confianza en nuestras fuerzas. Somos vencedores en Cristo. Vamos hacia adelante. Esta lucha se dirige a la victoria. Vamos a derrotar el esfuerzo de privatizar la salud. La fuerza de nuestro Dios Liberador, de su hijo Jesucristo, y del Espíritu Santo nos acompañará a la victoria.
¡Qué el Señor que fue crucificado y resucitó, fortalezca nuestros espíritus rebeldes y nos de la fuerza suficiente para vencer a estos corazones endurecidos, que desde las alturas del poder pretenden ahogar, pretenden privatizar la vida, la salud de nuestro pueblo!
---
Predicación de Rev. Roberto Pineda
robertoarmando@navegante.com.sv
a nombre de Iglesia Luterana, en Acto Ecuménico,
realizado en Colegio Médico, el 11 de noviembre,
con participación de las iglesias Bautista, Reformada y Católica Romana
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario