Jesús y el bautismo de la lucha
Reflexión sobre Mateo 3:13-17
Jesús de Nazaret, durante el desarrollo de su ministerio, se preocupó por asignar una misión concreta a cada uno de los militantes de su Movimiento; y de esta forma garatizar que cada uno de ellos y de ellas tuviera la oportunidad de participar activamente en la construcción del Reino de Dios.
En la actualidad, como seguidores del mismo Jesús, a veces nos resulta difícil discernir la naturaleza de nuestra misión en el mundo, y fácilmente nos confundimos o nos desanimamos. Es por esto importante para orientarnos, buscar en los Evangelios las características del llamado de Jesús.
En este texto se nos relata como Jesús de Nazaret fue a buscar a Juan el Bautista para que éste lo bautizara y de esta forma lo orientara sobre la naturaleza de su misión; la cual fue descubriendo gradualmente, al entrar en contacto con los sufrimientos, temores y esperanzas de su pueblo.
Jesús caminó de Galilea al río Jordán para buscar a Juan. Lo importante es caminar. Jesús tuvo que caminar para encontrar su misión. Lo mismo nos sucede a todos y todas. El poeta español Antonio Machado sintetiza este proceso al decirnos: "Caminante, no hay camino, se hace camino al andar..."
Juan se sorprendió al ver a Jesús. Le resultaba inexplicable la solicitud de Jesús, de ser bautizado por él. No comprendía lo que pasaba. Nos sucede frecuentemente, muchas veces no comprendemos lo que esta pasando. Juan tuvo confianza en Jesús. Lo importante es tener confianza en Jesús.
Jesús de Nazaret respondió a la duda de Juan el Bautista:"déjalo así por ahora." Juan no comprendió, pero hizo la voluntad de Jesús, consintió. Muchas veces nosotros no comprendemos, la realidad es muy compleja. A veces se necesita comprender con el corazón. Eso es suficiente.
Lo que es claro es que a todos y todas Jesús nos asigna una misión, una tarea en la vida, como personas, como familias, como comunidades y como humanidad. A cada uno de nosotros nos corresponde buscar a Juan en el río Jordán y dejar que nos bautice. Debemos buscar nuestra estrella, nuestro horizonte, nuestro proyecto de vida.
Cada uno de nosotros y de nosotras debemos abrirnos al misterio de la voz de Jesús que nos llama, debemos escuchar el sonido del caracol de nuestra alma y caminar y confiar, caminar y confiar, aunque a veces el camino este lleno de obstáculos. Confiar que Jesús nos acompaña siempre. Lo fundamental es escuchar el llamado de Jesús, con-sentir con Jesús, cumplir con "todo lo que Dios ha ordenado."
De la misma forma que Jesús caminó al río Jordán para buscar a Juan, así todos nosotros hemos caminado a nuestras distintas iglesias a bautizarnos. Jesús nos ha conducido a tocar las puertas de nuestras iglesias y a buscar allí cumplir nuestra misión. En mi caso, sinceramente nunca me imagine que iba a ser pastor de la iglesia luterana y que en los cultos iba a estar en el altar. Pero Jesús nos define los caminos, muchas veces no entendemos el porque, únicamente con-sentimos.
De la misma manera, cada quien llega a la lucha de manera diferente, pero Dios nos conduce. En mi caso, mi primera marcha fue en favor de la independencia de Puerto Rico, en Nueva York hace ya treinta años. Treinta años han pasado y todavía veo ondear las banderas boricuas como si fuera ayer. Jesús nos define los caminos.
Por el mismo estilo, cada quien construye o se integra a su familia en forma distinta, pero siempre Dios nos conduce. En mi vida, inicie la construcción de un hogar hace quince años junto con mi compañera María Isabel, la mujer de mi vida, y hoy tengo, tres hijas: Adela, Victoria y Nadia. Hace algunos años, no me hubiera imaginada ser esposo y padre, pero Jesús nos define los caminos.
El Espíritu de Dios, que bajó sobre Jesús en la forma de paloma, nos acompaña siempre, en la iglesia, en la lucha y en nuestras familias y nos permite discernir nuestra misión y escuchar la voz del cielo que dice:
"Este es mi Hijo amado, a quien he elegido."
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