Reflexión sobre Mateo 9:9
Jesús de Nazaret, el rebelde que resucitó, nos ve a cada uno de nosotros y de nosotras, nos conoce, sabe donde vivimos, donde trabajamos, donde estudiamos, donde y como nos divertimos, sabe lo que nos gusta y lo que no nos gusta, conoce los rincones secretos de nuestro corazón.
Y porque nos conoce, se preocupa de llamar a cada uno de nosotros, con una sonrisa en los labios nos dice: ¡Síganme! No es una orden, ni tampoco es una suplica. Apela a nuestra libertad, a nuestro criterio, permite que seamos los que decidamos, únicamente nos invita, nos convoca.
En el texto seleccionado, Jesús vio a Mateo y lo llamó, Y Mateo decidió, él decidió obedecerle, y abandonó lo que estaba haciendo, su oficio, su cotidianidad y se lanzó a la aventura de integrarse al Movimiento de Jesús.
Cada uno de nosotros somos como Mateo, Jesús nos mira y nos llama, en algún momento de nuestra vida sucede, es como enamorarse, a veces tratamos de escaparnos de esa mirada y de ese llamado, otras veces, nos llenamos de fuerza y decidimos seguirle. Y con esta decisión iniciamos el recorrido de un camino por la vida, acompañados de Jesús.
Nuestro Obispo decidió seguir a Jesús
Nuestro Obispo, Medardo Gómez, al igual que Mateo decidió seguir a Jesús. Han pasado los años y hoy celebramos una vida dedicada al seguimiento a Jesús. Lo celebramos con alegría, con mucha alegría porque su vida es un testimonio de fidelidad al Evangelio; de fidelidad al Jesús crucificado que fue glorificado.
El camino recorrido por nuestro Obispo en 30 años de ministerio pastoral merece un reconocimiento. Es un camino caracterizado por una inmensa fe en nuestro Señor Jesucristo, por una voluntad inquebrantable de ayudar a los que sufren y por una incansable labor pastoral.
Solo una fe muy firme le permitió a nuestro Obispo enfrentar los peligros y las amenazas que se vivieron durante la guerra en los ochenta. Contamos como Iglesia con un Obispo que fue secuestrado por los escuadrones de la muerte, con un Obispo de una iglesia que fue dinamitada, con un Obispo que fue amenazado a muerte en muchas ocasiones, y que aquí esta con nosotros, firme, tranquilo, seguro de su misión de proclamar las Buenas Nuevas para nuestro pueblo.
Compromiso con la paz, la justicia, los derechos humanos, la solidaridad y la unidad de las iglesias
Hay cinco dimensiones, de muchas más, que deseo rescatar del trabajo de nuestro Obispo durante la guerra. Su compromiso con la paz : fue uno de los fundadores del Comité Permanente del Debate Nacional por la Paz (CPDN) y encabezó multitudinarias peregrinaciones para que aquí hubiera paz ; compromiso con la justicia: hace precisamente 20 años, para un 5 de mayo, dirigió la fundación del Centro para Refugiados "Fe y Esperanza" en Nejapa, para hacer justicia a los que huían de la represión del ejército, fueron centenares las personas que salvaron sus vidas por este refugio.
Su compromiso con los derechos humanos: en 1986, fundó junto con el Dr. Salvador Ibarra, el Departamento de Derechos Humanos de la iglesia, y visitó a las prisiones, y se liberó a muchos presos políticos; su compromiso con el ecumenismo: impulsó el trabajo humanitario junto con la Iglesia Católica Romana, por medio de Diaconía, compromiso con la construcción de solidaridad: han sido centenares de delegaciones, que han respondido a su invitación de visitarnos, que han estado en nuestro país porque lo han conocido y le tienen cariño y confianza, y por eso nos han ayudado.
Luego de concluir la guerra en 1992, surgieron nuevos desafíos, que han sido asumidos con el mismo espíritu evangélico. El desafío de defender la creación: nuestro Obispo encabezó el Comité en defensa del Bosque El Espino, el desafío de defender la verdad: nuestro Obispo dirige el Comité de apoyo al Colatino, el desafío de enfrentar los desastres naturales, nuestro Obispo acompañó a las víctimas del huracán Mitch y de los terremotos en su lucha por la vida; y participamos también en los esfuerzos por crear la Policía Nacional Civil y la Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos dentro del marco del cumplimiento de los Acuerdos de Paz, así como fuimos fundadores del Consejo Nacional de Iglesias (CNI).
Hemos acompañado en los últimos veinte años toda expresión de lucha de este pueblo. Y lo seguiremos haciendo, es parte esencial de nuestro compromiso evangélico de seguidores de Jesús de Nazaret. Vamos a seguir defendiendo la vida, la dignidad, la justicia y la verdad.
La vida de nuestro Obispo es la vida de nuestra Iglesia; y la vida de nuestra Iglesia es la vida de nuestro Pueblo; pobre, sufrido pero también rebelde, luchador, como era Jesús de Nazaret. Y ese seguidor que tuvo aquí en El Salvador que se llamó Monseñor Romero.
Acompañamos a nuestro pueblo conducidos por nuestro Obispo. esta es nuestra experiencia de Iglesia,de seguidores y seguidoras de Jesús de Nazaret. Una iglesia unida, entrelazada, inmersa en los sufrimientos y luchas, en los sacrificios y sueños de nuestro pueblo salvadoreño.
Hermanos y hermanas
El compromiso de nuestra Iglesia Luterana y de nuestro Obispo con la paz, con la verdad, con la dignidad y con la justicia siguen vigentes. hemos sido luz, hemos sido semilla, hemos sido sal, hemos sido fermento liberador. Y deseamos pedirle a nuestro Padre celestial, a nuestro Señor Jesucristo, y al Espíritu Santo que le conceda a nuestro Obispo muchos años más, hoy cumple cincuenta y siete, para que siga conduciendo la barca de esta iglesia por los mares del compromiso y de la lucha. Amén.
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Rev. Roberto Pineda
Pastor de la Iglesia Luterana salvadoreña
rpineda@saltel.net
Predicación en Culto de acción de gracias por el cumpleaños del Obispo Medardo Gómez, realizado el 8 de junio en Centro Luterano La Concordia, San Salvador, El Salvador
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